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Cultura otomí

El nahualismo, uno de los tres rasgos de su cosmovisión

Cultura otomí
El nahualismo, uno de los tres rasgos de su cosmovisión

La cosmovisión del pueblo otomí de la Sierra Oriente del estado de Hidalgo, relacionada con la presencia y adoración de dioses ancestrales, así como el papel espiritual y social de sus curanderos para preservar, curar y trasmitir tradiciones a su comunidad, fueron temas que abordó la conferencia “Especialistas rituales yúhu, otomíes: don, saber y curación”.

Patricia Gallardo Arias, de la dirección de Etnohistoria del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), recordó que “la vida ritual entre los otomíes es muy activa y genera flujos de fuerzas entre los curanderos, quienes representan por sus dones y conocimientos la mayor autoridad en sus comunidades”.

Para una mejor comprensión del tema, hizo un recuento histórico, geográfico y social de la Sierra de Hidalgo, en particular del pueblo de San Bartolo, donde habitan los otomíes y destacó tres características que integran su cosmovisión: el uso de la palabra, la interpretación de los sueños y el nahualismo, que según las tradiciones prehispánicas son seres mitológicos de doble proyección, persona y animal.

Este don lo reciben los curanderos desde pequeños y lo fortalecen a lo largo de su vida por sus conocimientos y pactos espirituales, puede ser utilizado para el bien, generalmente al convertirse en una especie de vínculo con el mundo sobrenatural; pero también para la maldad, por lo que a los nahuales normalmente se les teme, explicó la investigadora en su conferencia virtual, organizada por el Programa Jóvenes hacia la Investigación en Humanidades y Ciencias Sociales, convocada por el maestro Miguel Ángel Recillas en el plantel Azcapotzalco.

 

Rituales

Los rituales se hacen posibles gracias a los que saben, los curanderos, quienes son los encargados de dirigirlos y de llevar la fuerza de los dioses, para ello se hacen figuras de papel con un sentido espiritual, señaló la investigadora, quien agregó que los curanderos se dan cuenta de su don por medio de los sueños.

Entonces, tienen que poner una mesa o reciben unas tijeras para recortar figuras de personas o dioses, algunos no quieren aceptarlo por la responsabilidad que implica y porque pueden ser asesinados al ser acusados de brujos.

En la zona se encuentran al menos 25 especialistas, mujeres y hombres que curan enfermedades, que van de los 17 a los 75 años; los de mayor fama están entre los 35 y 45 años, en su mayoría son hombres quienes hacen ofrendas y limpias, sólo cuatro mujeres pueden recortar papel con un sentido espiritual.

En el ámbito productivo y personal los curanderos trabajan la tierra, hacen limpias a las personas por medio de rituales, son combativos con la iglesia, “crean vínculos más allá de su municipio, con parientes madrinas y padrinos espirituales, para conformar comunidades fuertes en ese sentido”.

Sobre las figuras de papel, que son elementos fundamentales para efectuar sus ritos en carnavales, peregrinaciones, grutas y cuevas, se hacen de colores fuertes para el inframundo y claros para los dioses de la tierra.

Los ritos normalmente se practican por la noche, donde los curanderos entran en trance, para escuchar la voz de los dioses, sus necesidades o augurios, y siempre hay música, destacó la especialista en el tema, tras explicar que la etnohistoria se plantea como un modelo de estudio interdisciplinario para entender este tipo de manifestaciones culturales y sociales que dan identidad a los pueblos originarios de México. 

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