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Corresponsabilidad para la igualdad de género

Esta labor es esencial para el bienestar social, pero ha sido muy desvalorizado

Corresponsabilidad para la igualdad de género
Esta labor es esencial para el bienestar social, pero ha sido muy desvalorizado

Actualmente, el mundo es habitado por aproximadamente 8 mil millones de personas, todas distintas, pero con una característica compartida: en algún momento de sus vidas han necesitado de ser cuidados y, eventualmente, lo necesitarán cuando lleguen a la vejez.

En ese sentido, los trabajos de cuidado son actividades primordialmente no remuneradas pero muy importantes para el bienestar físico y emocional de las personas. Tal es el caso de cocinar, criar a las y los hijos, cuidar de alguien enfermo en casa, ayudar en las tareas escolares, tareas del hogar en general, etcétera.

El Banco Interamericano de Desarrollo (2025) y la ONU (2020) coinciden en que los cuidados, además de ser vitales para la sostenibilidad de la vida, también fungen como cimiento para el funcionamiento de la sociedad en su conjunto.

A través de los cuidados como forma de trabajo reproductivo se fundamentan otras formas, incluido el trabajo productivo y, por ende, también el crecimiento económico de las naciones.

El trabajo reproductivo ha sido históricamente realizado por mujeres; por ello, el reciente Día Internacional de la Mujer, conmemorado el pasado 8 de marzo, sirve como marco para la reflexión y la acción donde el sistema de cuidados emerge como uno de los temas cruciales imposibles de ignorar, debido a que se encuentra vinculado a las desigualdades de género.

Como se ha mencionado, el trabajo de cuidados está relacionado directamente a la vida de las mujeres; si bien este trabajo es esencial para el bienestar social, ha sido desvalorizado y no reconocido al ser trabajo no remunerado, pero que sin duda forma parte de la base de la economía y el desarrollo social.

Es fundamental cuestionar y repensar la forma en que se ha organizado el sistema de cuidados en nuestra sociedad a través de roles y estereotipos vinculados al ser mujer, pues el trabajo reproductivo y de cuidados ha recaído desproporcionadamente sobre las mujeres, lo cual limita sus oportunidades laborales, el acceso a una vida plena, así como su participación plena en el espacio público.

Muchas mujeres enfrentan una doble jornada laboral o incluso una tercera jornada laboral, por ello debemos reflexionar en torno al equilibrio de las responsabilidades domésticas y de cuidado con los trabajos remunerados, pues la sobrecarga de trabajo reproductivo afecta la salud, bienestar y desarrollo personal de las mujeres.

Es menester que el trabajo de cuidados se transforme bajo la perspectiva de género con base en la igualdad en donde se reconozca y valore el trabajo de cuidados como lo que es: una labor fundamental para la vida a través de la redistribución de tareas de cuidados entre hombres y mujeres; promover la corresponsabilidad para la creación de un sistema de cuidados justo que contribuya a la igualdad sustantiva y el bienestar colectivo.

En suma, los cuidados no deben ser exclusivos de las mujeres, porque este trabajo es una responsabilidad social y colectiva, no un rol que deba recaer solo sobre un género, al asignarlo a las mujeres no sólo se perpetúan desigualdades, sino también se limita el desarrollo de una sociedad más justa, igualitaria y sostenible.

Al promover cuidados corresponsables se favorece el logro de la redistribución de la carga de trabajo, reducción de desigualdades estructurales, generación de masculinidades igualitarias, impacto positivo en las infancias, creación de políticas públicas para el sistema de cuidados con base en la corresponsabilidad, así como del acceso de las mujeres a la justicia de social y a una vida libre. 

*Profesora del plantel Sur

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