Olvidar a nadie es un libro pagano que permite descubrirse como un ser deseante. Es el cuerpo y la celebración del cuerpo con deseo y eso es muy valioso, sea para todos, un joven, una mujer mayor, o un anciano, es un cuerpo con deseo, así lo definió Brenda Ríos durante una charla con jóvenes del plantel Vallejo.
La escritora guerrerense comentó que esta obra, a cuatro manos junto con la argentina Mercedes Álvarez, pone sobre la mesa un tema aún tabú: hablar de los cuerpos y su derecho al placer.
A través del género de la crónica y el ensayo, la ganadora del Premio Nacional de Poesía Ignacio Manuel Altamirano 2013 develó las historias íntimas que pueden ser de cualquier persona, pero que nadie se atreve a decir.
“Hicimos la combinación de crónicas eróticas, y los ensayos que hablan sobre el placer y referencias literarias, es un poco cuerpo y pensamiento”, explicó.
Al contar el proceso de elaboración, la poeta dijo que nació de las pláticas que sostuvo con su homóloga: “me harté de hablar de sexo, mejor hagamos un libro y surgió. El reto no fue fácil. Todo lo que está ahí en teoría es real. No es cualquier tipo de escritura, es lo más difícil, pues del sexo no se habla”.
“La sexualidad es compleja y súper amplia, es incluso política”, comentó.
En la presentación, que formó parte de las actividades del Segundo Festival Cultural del CCH, la escritora compartió brevemente cómo desarrolló su interés por la lectura y la escritura, en particular, al provenir de una zona del país carente de espacios para una formación literaria, como lo era Acapulco en el siglo pasado.
“Leía de prestado, en el pueblo sólo había una biblioteca pública y una Librería de Cristal; el Sanborns era para mí era lo más cercano a un Gandhi. Me acostumbré a leer de pie durante 20 minutos y regresaba después a terminarlo, muy semejante a lo que hacía Rubén Fonseca. Leer es un vicio, uno no deja de leer, es un hábito para toda la vida. Si uno deja el yoga por tres meses, créanme que no pasa nada, pero uno no deja de leer”, dijo.
Por último, la autora recalcó que escribir y leer que son actividades complementarias y se vuelven actividades que requieren mucho tiempo, “hay que tener asegurados un tiempo de “ocio” que no es no hacer nada, es un ocio productivo”.