crónicas

El tiempo no lo cura todo

Texto sobre el proceso de duelo y de reflexión

El tiempo no lo cura todo
Texto sobre el proceso de duelo y de reflexión

Todos tememos a una catástrofe, pero pocos nos preparamos para ello. Lo que pervive en la mayoría es la cultura de la emergencia o de falta de planeación: ésa es la verdadera catástrofe. No reflexioné sobre esto hasta que enfrenté la muerte de mi abuela. Entonces me di cuenta de que yo, como muchos, sólo me había ocupado de lo placentero, no de lo que podía causar dolor. Y “dolor” significa “duelo”. Es un proceso, pero eso no lo sabía.

Mi historia trata acerca de cómo viví el duelo de mi abuela y cómo aprendí que es mejor prepararse para lo inevitable.

El lunes 20 de febrero de 2017, toda la familia sabía que mi abuela estaba muy grave, que tantas quimioterapias, medicamentos y plegarias no funcionarían ya. La había visto el sábado 18 y era cierto: estaba alarmantemente débil. Aun así, me había negado a aceptar la idea de que sería el último día que la vería y le diría “abuelita”.

Me quedé helada aquel lunes cuando mi hermano me preguntó: “¿Ya fueron por el ataúd?”. Los humanos vivimos el dolor de manera diferente. ¿Cómo podía mi hermano haber soltado a mi abuela tan pronto? ¿Por qué no era más dulce y respetuoso? Pasaron las semanas. Sólo yo seguía llorando. Recordaba su funeral. Veía su rostro pálido, sus ojos hundidos, sus labios resecos, el ataúd rodeado de flores. Pensaba cómo meterían aquel cuerpo vacío de emociones en un hoyo, de acuerdo con el rito cristiano de volver a la tierra. Ya no estaría jamás conmigo.

Los sentimientos de tristeza y derrumbamiento se multiplicaron. Caí en un trastorno depresivo. Empecé a tener insomnio y pérdida de hambre. Tenía dificultad para concentrarme. Estaba exhausta. Pero mi familia me ayudó a superar el duelo. Para ello, recibí tratamiento psicológico y farmacológico, pero, sobre todo mucho amor.

Odiaba llorar; me hacía sentir débil. Esto explica por qué me sentía deprimida. Un duelo no es una depresión. Hay dos errores en la experimentación de un duelo. Por un lado, es importante no fingir: si tienes ganas de llorar, llora; por otro, no tipifiques el duelo: cada persona comprende el dolor de manera diferente.

Ahora sé que es saludable expresar nuestros sentimientos y prepararnos para el dolor que viene. El tiempo no lo cura todo. La terapia y la reflexión sí.  

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