Crítica y literatura de corte feminista

Ofrece nuevas herramientas de análisis

El texto literario es un recurso de poder capaz de cambiar el mundo

Ofrece nuevas herramientas de análisis
El texto literario es un recurso de poder capaz de cambiar el mundo

Al inaugurar los trabajos del ciclo Poesía Latinoamericana contemporánea, la filósofa Claudia Soledad Gómez Cañoles destacó el valor de la crítica literaria feminista, pues introduce nuevas herramientas de análisis al estudio de la literatura, como los conceptos de género e interseccionalidad.

Además, atiende una diversidad de problemas que requieren de estrategias de análisis en ejes interdisciplinarios, estrategias teóricas surgidas del posestructuralismo, machismo, crítica psicoanalista, crítica queer, poscolonialista, entre otras.

En su charla, titulada “La crítica literaria feminista y las encrucijadas por la firma de autoría” expuso que el texto literario, según la definición de la escritora Nati Bolubo, “no puede entenderse aislado del entorno sociocultural específico en el que se produce, circula y lee. En esta misma línea, el lenguaje no es portador transparente de significados, sino un recurso de poder, que clasifica al mundo, es una forma de ordenar y nombrar la experiencia”.

Por tanto, consideró, “no debemos olvidar que la crítica literaria feminista es una forma de praxis, la cuestión es no sólo interpretar la literatura de diversas formas, sino también cambiar el mundo”.

Al referirse al problema del canon y la escritura de mujeres, señaló que si se habla de canon de escritores y escritoras, “nos percatamos que la acción literaria ha funcionado en un orden androcéntrico, es decir, se asume al hombre como medida de lo universal, su perspectiva masculina se vuelve como centro de poder”.

Parafraseando a Victoria Ocampo, dijo, “ellos hablan entre ellos y para ellos y por la humanidad y no hay una interlocución ni diálogo con la mujeres en términos teóricos ni históricos”.

Entonces, esta lógica ha operado en un ámbito de validación, basado en un patrón excluyente entre una literatura de corte femenino y una literatura masculina.

Los desafíos son pensar en una justicia sistémica, porque hay un espacio de injusticia sistémica; pensar en esos espacios implica estos trabajos de hormiguita, “no sé cómo cada profesor o profesora trabaje los programas, yo pienso que un criterio de género debe estar incorporado en las propuestas colegiadas de las academias, de ir observando con lupa estos lugares, para hacer que la palabra sea más democrática”, puntualizó.

En cuanto a recuperar el trabajo de autoras del siglo XIX y XX, la investigadora, con diversos artículos en publicaciones nacionales e internacionales, aclaró que no se trata de que todas realicen trabajos acerca de estas escritoras, pues cada quien tiene sus selecciones, espacios y búsquedas, y es legítimo, sino abrir puertas para quien lo haga.

“Estoy de acuerdo en que es difícil el tema de recuperación de archivos, de las voces de estas mujeres, es complicada su búsqueda, yo trabajé con algunas del siglo XX e hice los referentes para construir, porque es importante entender sus filosofías, propuestas de mundo y de poesía, además de que se desarrollaron en espacios impresos, no son libros publicados, indicó.

“Gabriela Mistral, una de las que investigué, no publicó libros en prosa, sino de poesía, las autoras colaboraban en diarios y revistas que están desperdigados, por eso es importante valorar esos textos, es menos difícil ahora porque tenemos internet y hay mucho material que está digitalizado”.

Como investigadoras e investigadores, dijo, tienen desafíos, como apropiarse de esos lugares, de esos archivos y hacer presentes esas propuestas de esos lapsos y también de las nuevas generaciones. “Yo siempre pienso en mis estudiantes, en que cada vez se interesen más en estas búsquedas y que propongan y realicen las suyas, como decía, en el ideal de una búsqueda de justicia sistémica”.

La filósofa María Luisa Femenías habla de producir cánones polémicos, lo que significa discusiones al interior de las generaciones, de los referentes polémicos en estos cruces, porque las historias no son lineales, ni se pueden contar como anécdotas sin problemas; si uno los piensa en espacios de legitimación de la misma escritura, si lo pensamos en el lenguaje del Derecho, hace falta igualdad de condiciones en estos espacios de construcción de conocimientos, concluyó. 

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