Observar críticamente a su alrededor ha llevado a Macaria España a crear y dar forma a su propia narrativa, conocer de primera mano las vivencias de hombres y mujeres, ya sea para buscar a sus familiares desaparecidos o bien desde las entrañas de las instancias de impartición de justicia, han sido los ingredientes de los textos narrados por la escritora guanajuatense.
Sus vivencias, que han sido el origen de su producción literaria, fueron compartidas a los estudiantes plantel Oriente, en el marco del Segundo Festival Cultural del CCH, encuentro al que trajo sus títulos Banana Street y, de reciente edición, N. N., de la colección Necropsia.
Macaria España, quien también es docente y periodista, refirió que sus inicios en la escritura estuvieron particularmente caracterizados por las dificultades de no tener cerca los espacios para una formación literaria en su ciudad natal: Celaya. Desde la ausencia de profesores que descubran o animen este deseo, o la ausencia de talleres que impulsen la creación.
Leer y escribir es un proceso sincrónico; los dos al mismo tiempo. Y, sobre todo, leer a tus contemporáneos. La escritura es un oficio, y como un carpintero, la primera sill, quizá salga un poco chueca, pero vas mejorando hasta que sea de cierta calidad y sea una buena silla, dijo.
Esa perfección la adquirió con la práctica, al estar atenta a lo que ocurría en su contexto social. Uno de estos momentos fue cuando conoció la situación laboral de las personas que laboran en la armadora automotriz de Honda, planta establecida en Guanajuato, y que dio trabajo a muchos campesinos.
La experiencia de acompañar a un periodista extranjero que realizó un trabajo en la planta le hizo escuchar lo que vivían los obreros, desde el poco salario, 4 mil 500 al mes por 12 horas, pero que aceptaban en su mayoría. “Te das cuenta de una realidad donde el pago no es nada, cuando nunca han tenido nada”.
Otra situación fue la curiosidad y el impacto que le causó el ver el aumento de carteles pegados en las calles de su ciudad anunciando la búsqueda de mujeres, todas ellas con un común denominador: jóvenes y con ciertas características físicas y edad, en el 2013. Su investigación le permitió obtener una beca del Centro Nacional de Periodistas. De ahí surge la novela N. N., los desaparecidos que están en las morgues y que no tienen nombre.
Son novelas critican problemáticas de la sociedad actual. Son temas duros mesclados con humor para que sean digeribles, enfatizó, donde sus personajes principales son heroínas, cosa que le cuestionaron mucho, como su personaje Violeta Rojo en N. N., quien se encargará de devolver la dignidad a uno de los tantos muertos que la corrupción ha silenciado.