Un grupo de especialistas universitarios presentó sus reflexiones sobre la realidad que evidencia el sistema educativo mexicano por la emergencia sanitaria. Los participantes analizaron las acciones que se implementaron como las clases en línea y los diversos problemas que se agudizaron como la brecha digital, la saturación del internet, y la carencia de equipo.
La mesa estuvo conformada por Alejandro Pisanty, de la Facultad de Química, como moderador; Concepción Barrón Tirado; Marion Lloyd del Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación (IISUE), y Fabián Romo, titular de la Dirección se Sistemas y Servicios Institucionales de la Dirección General de Cómputo y de Tecnologías de Información y Comunicación (DGTIC).
Ante el cuestionamiento del moderador de cuál es el costo que enfrentamos por no haber invertido en infraestructura y formación en línea, Romo argumentó: “Estudios en el bachillerato nos muestran que es alto el porcentaje de alumnos que no tienen equipo, ni internet, pero también nos pasa con los profesores, los hay que ni siquiera consideran al correo electrónico como un recurso, llevamos ahí un pasivo enorme en el núcleo de la educación”.
Agregó que “ahora tenemos un reto mayor, no es solamente un asunto de tecnología, es acerca de la filosofía de la propia educación, por qué y para qué educamos y a dónde queremos llegar con esto. Sucedió lo del virus, ahora estamos obligados a repensarnos y verlo por la cantidad de oportunidades que tenemos de nutrirnos como sociedad e individuos”.
Concepción Barrón expresó que el costo que se encaró fue la falta de actualización de los planes y programas de estudio, “se ha visto de manera burocrática, no se habla de una visión en la formación de los profesionales, que tiene que ver con los contenidos disciplinarios, no sólo desde una perspectiva, sino que hay que construir otros, la situación nos demanda que sea multidisciplinario”.
La ex titular de la CUAIEED añadió que “hay tanta rigidez en los planes de estudio, en la formas de trabajo y de evaluar, que nos impiden movernos, hay que buscar formas disruptivas. Con el uso de tecnologías y los recursos que tiene la UNAM, tenemos una gama de posibilidades enorme, pero no son suficientes porque tenemos más de 350 mil estudiantes”.
Antes de la pandemia, afirmó Lloyd, había encuestas que mostraban la situación de la brecha digital, “estamos ante el costo de no tener una política de Estado para enfrentar esta desigualdad, en México se tiene casi un monopolio de internet, se pudo haber negociado con Telmex; en Brasil, las dos universidades más importantes donaron miles de tablets a sus estudiantes y aquí no hubo eso”, concluyó.
