Cada 27 de marzo se celebra, por iniciativa del Instituto Internacional de Teatro (IIT), el Día Mundial del Teatro. Para recordarlo, del 3 al 7 de marzo el plantel Oriente llevó a cabo su Tercer Festival de Teatro Estudiantil, donde se reunieron los proyectos con los que el estudiantado entusiasta participó.
En esta ocasión se contaron historias de corrupción en centros escolares, también, sobre momentos cruciales en la vida en México a través de estampas coloridas; fantásticas novelas de la literatura universal, a manera de teatro musical; y un panorama de la violencia feroz que se ejerce entre adolescentes en situaciones de desventaja.
Estos temas ganaron la expectación del estudiantado del Colegio, al reconocer situaciones y problemas que han sobrevivido con el paso del tiempo y que se visibilizaron al ser rescatados por la vigencia de los autores elegidos.
Empezando con Huélum o cómo pasar matemáticas sin problema (1953), Alejandro Licona ofrece una divertida farsa en la que observamos cómo la corrupción existe a todos los niveles, desde el hogar, hasta las grandes esferas políticas, las cuales muchas veces, lamentablemente, logran la impunidad.
El ritmo, el uso del espacio y los momentos divertidos de este trabajo obligaron a reforzar la importancia de la ética, la honradez y la aceptación de los méritos propios, además de visibilizar la desesperación de los estudiantes, envueltos en situaciones de riesgo por tomar decisiones irresponsables, cuyo mérito le valió el reconocimiento a la Mejor Obra del festival.
El grabado visual y musical en Difuntos de fin de siglo (1999), de Emilio Carballido, presentó una colorida pasarela por la historia de México. En esta obra, las y los cecehacheros retrataron las tradiciones y vida cotidiana a través de lugares conocidos y anclados a nuestra cultura desde la época prehispánica, el siglo XIX, el turbulento 68 y la época actual (que también puede ser la nuestra).
Así, nos persuadieron de una vorágine donde se confunde la vida y la muerte en una mixtura de realidad con elementos fantásticos, que, engrandecidos con el trabajo de vestuaristas y maquillistas, les valió el primer lugar en ambas categorías.
Alicia en el país de las maravillas (1865), de Lewis Caroll y con la adaptación libre de Linda Areli García, tallerista de teatro en dicho plantel, logró cautivar a los espectadores.
La participante ajustó la novela al teatro musical con temas de actualidad y del gusto de los estudiantes, por lo que vinculó referencias locales y memes, cuya amalgama de vestuario, polifonía y humor llevó al disfrute de los espectadores; de esta manera, puso en alto a los talleres del Departamento de Difusión Cultural, por lo que fue merecedora de los primeros lugares en Actuación Cómica.
Los aspectos más oscuros de la sociedad y la naturaleza humana se retrataron en La pira (1972), de Óscar Villegas, la cual fue adaptada para el nivel medio superior. La obra nos obsequió un interesante entramado que simulaba distintas anécdotas, cuando en realidad unificaban la descabellada historia de la protagonista.
La dramática iluminación, así como las actuaciones, la privilegiaron con el primer lugar en la Dirección de Puesta en Escena. Esta perturbadora obra logró transmitir a los presentes la degradación moral, la pérdida de valores y los crudos conflictos de adolescentes carentes de círculos de apoyo.
Los organizadores del evento reconocemos el trabajo de la profesora Marisela García Barrón, ya que gracias a su dedicación, numerosos estudiantes del plantel Oriente tienen la oportunidad de apreciar el teatro como arte para contribuir a su perfil de egreso, al ser espectadores críticos que desarrollan su alfabetización visual, su competencia literaria y el trabajo colaborativo.