Con el propósito de valorar la importancia que tiene la toma de decisiones en el desarrollo individual y social de cada persona, particularmente en los proyectos que decide emprender de manera autónoma y en beneficio propio, como la elección de carrera, Bernardo Muñoz Riveroll presentó la charla virtual “¿Qué significa tomar decisiones? Sus implicaciones y consecuencias”.
El psicólogo afirmó que el sentido de la orientación es brindar confianza y ayudar a que “la gente encuentre, aprenda a mirar la realidad”. En este ámbito, cuestionó, “¿qué es una toma de decisión? Es la adopción de un proyecto, oferta o alternativa que se considera lógica, oportuna y racionalmente viable y pertinente para desarrollarse benéfica y libremente, a corto, mediano y largo plazos”.
Una toma de decisión, explicó, “se sustenta en la reconsideración, en el estudio de distintas variables o incidencias que participan en ese momento de encrucijada, de puntos de convergencia que marcan nuevos derroteros en nuestra vida, todo lo que implica el modo de vida, los proyectos y expectativas de futuro que todos tenemos”.
No puede confundirse la toma de decisión, resaltó el también sociólogo, con las preferencias: “Elegir es un paso preliminar. La preferencia, simpatía, lo atractivo que puede ser un objeto o aventura, es ocasional, intuitiva, porque creemos encontrar algo benéfico o de interés”.
Algunas carreras, sostuvo, “son efímeras, promovidas por la industria cultural; habría que tener cuidado con este tipo de elecciones, hay que informarse para no caer en la manipulación mediática, consumir información profesiológica y evitar escuchar a promotores de esas carreras, que tienen la idea de que es un producto a vender, que cursar una licenciatura va más allá de las posibilidades de la estructura social y, sobre todo, económica. Es una ideología que, en vez de acercar a los jóvenes a la realidad, los aleja”.
Acerca de los factores que podrían considerarse para la elección de una carrera, Muñoz Riveroll subrayó: “En el campo de la orientación, siempre hay que considerar los factores individuales, la llamada vocación, los intereses, las aptitudes y, hace tiempo, se confiaba en que la personalidad también tenía su parte. Con la hegemonía de estos factores se creía que la persona que iba a tomar una decisión prácticamente la tenía sustentada para elegir una licenciatura, y todavía se le agregaba un quantum de voluntad”.
A veces, agregó, “se invertía más en el voluntarismo del ‘tú puedes’, ‘lo vas a lograr’; ‘si te esmeras, lo vas a obtener’. Es importante considerar esta sobreestimación de factores individuales que todavía existe, porque en esta etapa posmoderna, la consigna de un orientador debe ser alejar a los jóvenes de la fantasía y hacerlos pensar en una realidad social concreta, una visión crítica de la realidad”.
Los factores individuales y personales no son suficientes, añadió: “Las habilidades son importantes, pero no son las únicas. Evito el eslogan que dice ‘alcanza tu sueño’, porque no se trata de eso, sino de una decisión concreta, real. En vez de decir ‘alcanza tu sueño’, yo te diría ‘lucha y prepárate’. Hay que calibrar la realidad, no vivir fantasías en torno a que la profesión genera estatus, prestigio, progreso, ganancias mayúsculas. Eso es mentira. Si piensas así, estás equivocado. Las licenciaturas nos brindan la facilidad de ser mejores ciudadanos, personas, ser socialmente útiles. Ya si alguien adquiere un fuerte poder adquisitivo, eso será la cereza del pastel”.
