Okja, película surcoreana, es una historia que conmueve y llama a la reflexión, ya que la trama y el elemento principal versa sobre la relación de una niña que trata de conservar la vida de su mascota, una cerdita que fue genéticamente alterada para después ser comercializada al mundo. En esta historia se observa cómo se privilegia el negocio sobre el cuidado del ambiente, la naturaleza y el respeto hacia los animales.
Lo anterior fue comentado por Itzcóatl Maldonado Reséndiz, médico veterinario zootecnista, durante la presentación del largometraje promovido por el Programa Universitario de Bioética de la UNAM en el plantel Oriente.
En el evento, el especialista pidió a las y los alumnos reflexionar sobre cómo se logran gestionar las relaciones con otros animales, partiendo de la premisa de que como humanos también somos animales.
Maldonado Reséndiz mencionó que todos los animales merecen cuidado y protección mediante los círculos de consideración moral que todos tenemos, como el egocentrismo.
Por eso, añadió, “todas y todos debemos de preocuparnos por nosotros mismos, cuidarnos, pues el ser más importante para todos, somos nosotros mismos. En la medida en que se empieza a hablar sobre la consideración de mi círculo de protección moral, permito que otros seres entren en esa preocupación y ese cuidado”.
Por último, el médico veterinario indicó que un círculo de protección corresponde al zoocentrismo, el cual “permite preocuparnos por otros animales. Tal fue el caso de la relación entre Mija Joo (Okja), quien asume los cuidados de una súper cerda, quizá de oro por lo que representa para la industria porcícola, condenada a la alimentación en los grandes supermercados”.
