duelo

Desentrañan capas del duelo

Explican este proceso natural y dinámico de adaptación

Desentrañan capas del duelo
Explican este proceso natural y dinámico de adaptación

“El duelo es un proceso natural y dinámico de adaptación que experimentamos al enfrentar alguna pérdida y que evoluciona con el tiempo; son de diferente tipo y entre sus principales causas están la muerte de un ser querido que, enmarcada en el contexto actual de la pandemia, adquiere mayor relevancia de atención”, señaló Paulina Arenas Landgrave, de la Facultad de Psicología.

La especialista compartió, a través de la conferencia virtual “¿Cómo enfrentar las pérdidas en época de pandemia por Covid-19?”, algunos aspectos de este proceso que llaman la atención y que merecen seguimiento profesional o, en su caso, sólo acompañamiento, particularmente entre adolescentes y académicos, y destacó que cada persona vive este momento de manera diversa.

Arenas sugirió el uso de dos plataformas hechas ex profeso para este momento de pandemia: www.saludmentalcovid.com, www.duelocovid.com, y la Red de Atención en Salud Mental de la UNAM: http://misalud.unam.mx/covid-19.

Este proceso, advirtió, trae consigo múltiples reacciones de desorganización emocional, física, cognitiva y conductual vinculados con diversos procesos personales, sociales y económicos que ocurren ante el dolor experimentado. Hoy, dijo, se enfrenta dicha situación en aislamiento, lo que provoca un proceso de adaptación nuevo.

Entre las emociones y sentimientos que pueden presentarse, ya que no todos reaccionan de la misma manera, están la tristeza, el enojo, la culpa, la ansiedad, el shock, incluso el alivio; las sensaciones físicas pueden ser el vacío, opresión en pecho y garganta, falta de aire y falta de energía; en cuanto, a lo cognitivo, se presentan incredulidad, confusión, preocupación y alucinaciones pasajeras. Las conductas que pueden apreciarse son el llanto, alteraciones en patrones de sueño y alimentación, y aislamiento.

La especialista detalló tres factores que promueven la resolución de este proceso: situacionales, que refieren aspectos de la muerte anticipada, planificación de la despedida y contar con recursos económicos, entre otros; personales, como la flexibilidad cognitiva, madurez, espiritualidad, expresión emocional, haber vivido otros duelos; e interpersonales, como aspectos relevantes de la relación con el fallecido y con su red de apoyo, cercanía en la relación y cuidados, y comunicación abierta sobre el tema de la muerte.

En ese sentido, recomendó evitar el aislamiento social, permitirse la expresión de emociones y sentimientos en todo momento, promover el contacto social con el uso de tecnologías, establecer conductas de autocuidado y evitar la sobreinformación. Pero, sin duda, subrayó la necesidad de enfrentar la pérdida, generar rituales alternativos para trabajar las emociones, adaptarse e integrar este momento a la experiencia de vida.

Algunos indicadores de que se ha logrado superar este momento doloroso, indicó, son: cuando se logra una reconstrucción del significado de la pérdida; se puede mirar al pasado y recordar con afecto sereno al fallecido, se puede volver a invertir emociones en la vida y en otras personas y se recupera el interés por las cosas cotidianas.

Es importante que quienes sufren una pérdida se den el tiempo y el espacio para validar su emoción, buscar acompañamiento y saber escuchar sus necesidades. En relación con los otros que sufren este proceso, mostrar calidez y apertura para la expresión emocional, respetar las decisiones, evitar presionar y dar alternativas de apoyo para cuando se requiera. 

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