La noche del 9 de noviembre de 1989 los principales noticieros televisivos del mundo trasmitieron escenas de cientos de personas, entre las que destacaban jóvenes y adolescentes, quienes, con marros, barretas, martillos y a mano limpia, derribaban el Muro de Berlín, el cual dividió la capital alemana durante casi tres décadas.
Las escenas eran impresionantes, mostraban el encuentro de familiares y amigos que se abrazaban con el rostro cubierto de lágrimas por el feliz suceso, que creyeron nunca ocurriría.
Entre 1961 y 1988, más de 100 mil ciudadanos de la República Democrática Alemana intentaron huir a través de la frontera interalemana o el Muro de Berlín. Más de 600 personas fueron abatidas a tiros por soldados fronterizos de la RDA o murieron de otra forma al intentar huir.
El derribo del Muro también posibilitó la reunificación alemana y fue precursor de la desaparición de la Unión Soviética y del final de la Guerra Fría.
“Si bien hubo otras cosas que también fueron muy importantes, en particular las reformas de Mijail Gorbachov en la Unión Soviética, así como el sindicato Solidaridad en Polonia, no hay duda de que todo se encapsuló en la caída del Muro de Berlín”, explicó en su momento Dámaso Morales, coordinador del Centro de Estudios Europeos de la UNAM.
En tanto que, en América Latina, el suceso tuvo efectos importantes, algunos países centroamericanos, además de Colombia, Brasil, Argentina, Chile y México, llevaron a cabo políticas de adelgazamiento del Estado; el cambio se notó sobre todo en Cuba, que dependía económicamente de la Unión Soviética, indicó el investigador.
Sobre México destaca que el 5 de mayo se creó El Partido de la Revolución Democrática (PRD), con una ideología política de izquierda y que durante los siguientes años se convertiría en la segunda fuerza política de la nación.
Otro de los hechos importantes fue la aprensión de Joaquín Hernández Galicia, La Quina, líder petrolero desde 1958 que se mantuvo al frente del sindicato por cinco sexenios. Fue acusado de homicidio y acopio de armas, en un movimiento que las autoridades de ese momento calificaron como “contra la corrupción y la violencia”.
En la vida académica del Colegio aconteció que el Ingeniero Alfonso López Tapia fue ratificado como coordinador del CCH por el rector de la UNAM, José Sarukhán Kermez, quien tomó posesión en el cargo para el periodo de 1989-1992.
El 22 de junio, docentes de la institución realizaron el Primer encuentro sobre el trabajo de los profesores de carrera de la UACB del CCH, y por último, Jesús Salinas Herrera fue nombrado director del plantel Vallejo, 1989-1997.
En tanto que en la Universidad se aprobó la convocatoria general para la realización del Congreso Universitario y se establecieron las reglas para la celebración del mismo; se puso en marcha un proceso de academización de la Universidad con el Programa de Liderazgo Académico y Apoyo a la Carrera de Profesor e Investigador Universitario, que incluyó el Programa de Estímulos de Iniciación a la Investigación para Profesores e Investigadores de Carrera, la Distinción Universidad Nacional para Jóvenes Académicos.
Para cerrar con los hechos importantes de ese año, se filmó la película Rojo amanecer, dirigida por Jorge Fons, en la cual se abordaron los hechos ocurridos en la plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco en 1968.
