Masculinidades disidentes

Masculinidades disidentes

Piden acciones colectivas y políticas contra el machismo

Masculinidades disidentes
Piden acciones colectivas y políticas contra el machismo

Hace 35 años, en México empezaron los estudios sobre las masculinidades, estos fueron hechos por mujeres y hombres de la diversidad sexual y, desde ese momento, fue una exigencia que los mismos varones se cuestionaran sobre su masculinidad hegemónica, tradicional o tóxica, pero no ha sido fácil desde la óptica patriarcal, el lugar de poder y privilegio.

Frente a esta realidad surgió el posicionamiento de la masculinidad disidente, que pública y políticamente dice estar en contra de la violencia de la masculinidad machista y desmonta cualquier tipo de poder que éste le ha otorgado para mirar en igualdad de circunstancias y oportunidades, y establecerse en la idea de que mujeres y hombres son sujetos de derecho, explicó Tlacaélel Paredes Gómez, de Hombres Diversos, una sociedad civil, al ofrecer la conferencia “Disidencia masculina, una postura política frente a un problema social”.

 

Difícil, pero necesario

La masculinidad, dijo, “es una construcción social, un conjunto de costumbres, principios, normas, hábitos, formas de pensar, expectativas, conocimientos referidos a los valores culturalmente aceptados de las prácticas y las representaciones de ser hombre que, a pesar de la diversidad de características, (edad, ocupación, zona geográfica, nivel socioeconómico, nivel educativo, etnia, el grupo sociocultural, u orientación sexual), expresa un molde común en la forma de ser hombre”.

Pero aquella, tradicional, hegemónica, tóxica o machista, existe en una sociedad determinada, que se ha defendido por muchos años como “la única forma de ser hombre”. Se configura con prácticas de género que se reafirman desde la infancia, como que el hombre debe ser fuerte, racional, dominante, valiente, líder, proveedor, etcétera. 

Esa dinámica les provee a ellos una posición de superioridad y a ellas de subordinación, sustentada a partir del poder para estigmatizar, humillar, someter, oprimir o invisibilizar. 

Las nuevas masculinidades tratan de englobar expresiones, prácticas, hábitos y discursos que sirven para identificar comportamientos masculinos que se denominan nuevos, positivos, múltiples, saludables, afectivos, alternativos, diferentes y un larguísimo conjunto de adjetivos para diferenciarse de lo que se define como masculinidades hegemónicas.

Según esto, hay muchas formas de ser hombre o tantas masculinidades como hombres en el mundo, “se cree que algunas cosas pueden definirlos, como llorar, no practicar deportes, ser parte de la diversidad sexual, ejercer la paternidad o ayudar en los trabajos domésticos y de cuidado”.

No obstante todo ello, son sólo cambios individualistas que no cuestionan a fondo, cayendo así en un relativismo sin una propuesta, sin acciones colectivas y políticas que sean capaces de derribar al patriarcado y erradicar el machismo, porque se ha visto que las nuevas masculinidades “conservan a conveniencia actitudes y comportamientos que buscan ejercer el poder, retenerlo, dejando intacto el sistema patriarcal al que dicen combatir”.

En cambio, las disidentes miran al feminismo como un marco de referencia para el trabajo político colectivo y como un espejo para el trabajo personal, se realiza una crítica de los remanentes que se conservan de las masculinidades hegemónicas y así se hace un cambio integral al incorporar la interseccionalidad con sus discursos y modelos de reflexión que cuestionan y trabajan las dinámicas socioculturales, mirando hacia la desestructuración del poder, desde cómo se concibe hasta cómo se transmite.

Desde los grupos de reflexión, dijo, se plantea un abordaje de atención y prevención integral que abarca temas como la identificación y manejo de emociones, la amistad y las relaciones afectivas; depresión y suicidio, proyecto de vida; cuidado y promoción de la salud, trabajo doméstico y de cuidado; redes de apoyo y colectividad entre hombres, evolución del machismo, trabajo con hombres en forma integral, todo desde la visión comunitaria.

Para finalizar, consideró importante la conciencia social de los padres de familia, de forma inmediata, y, sobre todo, del profesorado del bachillerato para acercar a los jóvenes a estos conceptos, lo que ayudaría a transmitir y preservar los valores de respeto e igualdad, y de que todas, todos y todes somos sujetos de derecho y parte de una sociedad. 

Compartir: