Calvino

Entrevista con Walter Siti

El crítico literario dice que el narrador es un escritor superado, del que ahora se habla muy poco en Italia

Entrevista con Walter Siti
El crítico literario dice que el narrador es un escritor superado, del que ahora se habla muy poco en Italia

El narrador y crítico literario Walter Siti deja a todos con la boca abierta cuando, en entrevista en el Instituto Italiano de Cultura durante su visita a México para hablar sobre Carlo Coccioli, afirma que Italo Calvino se lee en Italia como un escritor fácil, para niños, que envejeció mal.

“Comparado con el centenario de Pier Paolo Pasolini, el año anterior, el centenario de Italo Calvino está pasando completamente desapercibido”, comenta el Premio Strega 2013 por la novela Resistere non serve a niente (Resistir no sirve de nada) y curador de la obra del cineasta, poeta y ensayista.

Walter Siti (Módena, 1946) vino a Ciudad de México para participar en el coloquio “Carlo Coccioli. El alma, los cuerpos, la obra”, organizado por el Instituto Italiano de Cultura y su director Gianni Vinciguerra, la Cátedra Extraordinaria Italo Calvino de la UNAM y la Asociación Mexicana de Italianistas para conmemorar el vigésimo aniversario luctuoso del autor de Fabrizio Lupo, novela que cumple 70 años.

En su visita en vísperas del aniversario luctuoso de Calvino el 19 de septiembre (La Habana, 1923-Siena, 1985), conversó también sobre el centenario del narrador el pasado domingo 15 de octubre.

Siti sostuvo que su compatriota tuvo un destino muy extraño porque al principio fue percibido como un escritor neorrealista, ya que su primer libro fue una novela sobre la resistencia interpretada desde los ojos de un niño (El sendero de los nidos de araña, 1947), que se consideró un experimento; después hizo una compilación de cuentos populares (Cuentos populares italianos, 1956) y más adelante escribió obras como La especulación inmobiliaria (1963), en la que se hablaba de una forma muy realista sobre la destrucción del bellísimo paisaje de Liguria por la construcción de horrendos edificios junto al mar.

El crítico refiere que con La especulación inmobiliaria, Calvino fue percibido como un escritor bastante realista y muy comprometido políticamente, y su último libro desde este punto de vista fue La jornada de un escrutador electoral (1963), en el que él fue un escrutador electoral por el Partido Comunista en una casilla en un hospital en Turín donde había gente con discapacidades, nacidos deformes, sin brazos o piernas, que eran cuidados por monjas. Estando ahí, le dijeron que estuviera atento a que las religiosas no intentaran convencer a los pacientes en desgracia de votar por la Democracia Cristiana.

“Y cuando estaba cuidando que las monjas no metieran la mano, empieza a pensar que, si ellas pasan todos los días con esa gente, ¿no será que el comunismo está hecho sólo para la gente sana y para la enferma es mejor el cristianismo que hace un esfuerzo de caridad incluso físico que el comunismo todavía no ha demostrado? Así que este es su último libro donde la ideología y la política son explícitas.

“Luego se transformó en un escritor de cuentos, de fábulas, como su trilogía Nuestros Antepasados (El vizconde demediado, 1952; El barón rampante, 1957; y El caballero inexistente, 1959), que conservan las relaciones con la política italiana de la época, pero más escondidas dentro del cuento casi infantil, y entonces se transformó en un escritor fácil, digamos, clásico para las escuelas, porque los profesores hacen leer estas novelas a los chicos, sin explicarles eso que está en el fondo”.

Pone de ejemplo El barón rampante, la historia de un muchachito que se trepa a un árbol para no comer una sopa de verdura, no vuelve a bajar y pasa toda su vida en las ramas. Se publicó en 1958 después de la invasión de la URSS a Hungría en 1956 y después de que Calvino renunció al Partido Comunista, dejando su militancia y diciendo que en ese momento se necesitaban ver las cosas de lejos, desde las alturas, para tener una visión distinta y exponer los errores cometidos por los comunistas.

“Sólo que este mirar las cosas desde arriba se convirtió en una fábula, un cuento de un muchacho que trepa a los árboles para no volver bajar; el significado simbólico de esta novela se perdió, en tanto que la facilidad de la fábula, incluso su belleza formal, porque Calvino era alguien que escribía bellísimo, ganó terreno y fue lo que hizo que en Italia se convirtiera en un autor recomendado para las escuelas”.

P: Es muy fuerte decir que Calvino se convirtió en “escritor fácil”. ¿Qué ocurre con su paso por el OuLiPo y sus libros experimentales como Las ciudades invisibles (1972), Las cosmicómicas (1965) y Tiempo cero (1967)?

Walter Siti (WS): No, extrañamente. Esto tiene un origen muy intelectual; el Oulipo (Ouvroir de Littérature Potentielle / Taller de Literatura Potencial), su relación con Borges, etcétera, fue leído en Italia simplemente como un juego, y sí, son juegos incluso simpáticos, bellos, divertidos para los jóvenes. Por ejemplo, Si una noche de invierno un viajero (1979), en realidad, viene de una cosa bastante seria, que se inspira en la morfología del cuento de (Vladimir) Propp, y sigue todas las líneas más relevantes de la filosofía estructuralista de Propp, pero puede ser también leído como una pieza de habilidad de un escritor que logra imitar el estilo de siete autores diferentes, entonces hace un capítulo como si fuera George Simenon, otro como Jorge Luis Borges, etcétera.

En fin, eso también pareció un juego, un juego de exhibición, de habilidad. Incluso su interés por la cibernética, en Tiempo cero, por ejemplo, también se perdió un poco, por eso prevaleció, al menos en Italia, la imagen de Calvino como escritor juguetón.

P: ¿Y eso no tendría un poco que ver con esa idea que planteaba Pablo Picasso de ser siempre niño para pintar mejor?

WS: Sí, sólo que para Calvino no era eso. Cuando él escribe Palomar (1983), cerca de regresar los temas fundamentales filosóficos, qué es la percepción, qué es el conocimiento, en Italia el libro fue recibido con mucho escepticismo, porque no se entendía bien por qué este escritor que había sido capaz de crear fábulas, juegos, se había reducido a escribir estas pequeñas obras; no se entendió que Calvino estaba intentando reconstruir su propia complejidad porque se dio cuenta que lo habían interpretado de una manera un poco distorsionada.

Quería recuperar su complejidad. Incluso en el libro de cuentos donde hay un cuento sobre México, Bajo el sol jaguar (1988, póstumo), estaba tratando de recuperar su complejidad. Pero en Italia fue presentado simplemente como un libro compuesto de cinco cuentos dedicados a cada uno de los cinco sentidos: la vista, el gusto, el tacto… Y también fue considerado en la categoría de juego.

P: Y en este momento, en el contexto del centenario de Calvino, ¿cómo se le valora en Italia?

WS: Comparando la celebración del centenario de Calvino con el centenario de Pasolini, que fue el año pasado, el de Italo ha pasado casi desaparecido, no le han dado casi ninguna importancia. La paradoja es que Pasolini casi no envejeció porque es considerado un escritor polémico y polemista, con libros que cuestionan las obsesiones sexuales y la política. Y Calvino es percibido como un escritor un poco superado, del que se habla muy poco ahora en Italia.

P: Pero, sus ensayos, por ejemplo, “Por qué leer a los clásicos” o “Seis propuestas para el próximo milenio”, siguen siendo referenciales para muchísimos escritores contemporáneos.

WS: El caso de los ensayos es diferente, sus libros de ensayos son siempre actuales porque él tenía una gran visión, una mente típicamente iluminista, racional, que explica las cosas muy sistemáticamente. Estos ensayos se mantienen. Paradójicamente, parece más vivo el Calvino ensayista que el Calvino narrador. Ocurre como en el cine: hay películas que envejecen bien y hay películas que envejecen mal. Algunos filmes después de 30 años parecen muy viejos y otros, en cambio, parecen haber sido rodados el día anterior. Sobre Calvino tengo igual impresión: se percibe como un escritor que envejeció mal.

P: Me sorprende mucho lo que dice, porque en América Latina, en México, en particular, se lee mucho, incluso cuando las ediciones de sus obras traducidas en español son carísimas. Su relación con México, de hecho, fue muy fuerte, sobre Oaxaca escribió Bajo el sol jagua. E irónicamente, su muerte ocurrió el 19 de septiembre de 1985, cuando México sufrió el peor terremoto de su historia moderna, por eso ningún diario local registró su muerte.

WS: Sí, y él nació en Cuba. Es un caso muy extraño. Si tú me hubieras preguntado hace 20 años, te habría contestado que en Italia Calvino se consideraba un escritor más importante que Pasolini. Pero me lo preguntas hoy y tengo que decirte lo contrario, algo cambió. Con Pasolini fue como si hubiera muerto una estrella del pop ahora en su centenario. Con Calvino el centenario se quedó en la academia.

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