Poemario

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Libro que contiene una crítica mordaz de la normativa social

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Libro que contiene una crítica mordaz de la normativa social

La sororidad, la menstruación, la fidelidad y el amor propio son los temas que aborda Zel Cabrera en su poemario Perras, en el que la autora guerrerense de 33 años cuestiona la idea de “lo femenino” y ofrece al lector una crítica mordaz de las normativas sociales.

Este libro, publicado en 2019 por el Fondo Editorial Tierra Adentro y el Fondo de Cultura Económica, fue presentado a través de la página de Facebook del CCH, durante la última jornada de sensibilización en torno al Día Internacional de la Mujer; la escritora estuvo acompañada en esta actividad virtual por Panchis e Ipomea, alumnas del Club de Literatura y Feminismo del plantel Azcapotzalco.

La autora agradeció esta actividad, que logró conectarla con un público “joven y despierto” que busca sus propias maneras de acercarse a la escritura de mujeres jóvenes como ella: “Al inicio tenía ganas de hacer un poemario divertido, que me permitiera desahogar todas esas noches de fiesta con las amigas, en las que se habla de todo y aparentemente no se habla de nada”, explicó.

Pero su libro tomó su propio camino: “Surgió antes de pensarlo como poemario, decíamos que era jueves de perras, poníamos canciones de la cultura popular, de mujeres enojadas tomando el control de sus emociones. Los jueves de perras surgieron como un juego y empecé a jugar con esta palabra, al mismo tiempo llegó a mi casa una cachorrita, a hacernos compañía al perro macho que ya tenía y a mí”.

Cabrera narró que, al llegar, la perrita “recorrió la casa y la orinó, le ladraba al perro o lo mordía para que la dejara en paz. Empecé a darme cuenta de que ser una perra estaba bien, pues defiende su territorio, pero también es un tierno animal que se echaba en mi regazo mientras yo leía. Estas múltiples facetas se fueron a mi cabeza y empecé a escribir los poemas. Creo que en el contexto mexicano como el que vivimos, que nos matan, nos callan o nos hacen menos, está bien ser una perra, marcar la casa, destrozar las cosas que no nos gustan y también permitirnos la ternura, la fidelidad que podemos tener a la gente que nos quiere”.

Además, la autora sostuvo que se deben reconstruir esas partes de los dichos populares sobre ser mujer: “que debe estar callada y detrás de la puerta; calladita, te ves más bonita; la peor enemiga de una mujer es otra mujer. Todas estas cosas deben dejarse. Podemos ser manada si aprendemos eso. Estamos del otro lado, el camino es largo”.

La autora también cuestionó el amor romántico: “Hecho en gran medida para oprimir a las mujeres, nos dicen ‘quien más te ama te hará llorar’ o que hay que permitir los celos. Todas esas cuestiones quise retomarlas para hacer un libro de poemas para mis amigas, que también son perras, se defienden y me acompañan a lo largo de este camino”.

Asumir estas partes bravas, salvajes, desobedientes, señaló, “es ser también perra; en alguna reseña alguien decía que soy la perra mayor de las mexicanas y a mí me pareció bastante divertido, porque siento como si me bautizaran con una palabra que me encanta. Trato de ser fiel a lo que pienso, no dejarme y responder de manera respetuosa siempre. Los ataques suceden porque el sistema en el que vivimos, patriarcal, heterosexual y neoliberal, exige ciertos comportamientos de las mujeres, y las que se salen de esas normas son castigadas y repudiadas”.

En cuanto al amor romántico, consideró que las personas deben encontrar otras formas de amar que no impliquen posesión ni celos: “Me encantaría llevar estos versos a una exposición en la que mis amigas, las amigas de mis amigas, sus hijas, puedan aspirar a otro tipo de amor más sano, que no sea desde la propiedad privada. No habría problema con el amor romántico si los índices de feminicidios no fueran tan altos, ése es el problema”.

Al referirse a la menstruación dijo que hay toda una cultura machista, “tenemos normalizados el sudor, la saliva, los mocos, incluso el semen, pero cuando se habla de ella hay un estigma muy fuerte; es la misma cuando uno se corta un dedo, pero la sangre menstrual se ve como algo sucio, que huele mal. Un libro de poesía que genera tanto escándalo es importante; estoy sorprendida de los alcances que ha tenido. No es un manifiesto, no es un documental, no ha faltado quien dice que escribe mejor una niña de secundaria y ojalá así fuera porque esa niña tendría la libertad de escribir lo que quisiera y nadie le señalaría que se dedique a otra cosa”. 

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