El libro es capa de torero, nave espacial que llevas en la mochila, jardín que portas en la bolsa del pantalón, almohada para tener los mejores sueños cama de clavos para las más chidas pesadillas. El libro es elemento transformador, ladrillo que construye casas, ciudades, universos y, particularmente, construye personas, aseguró el escritor, periodista y promotor cultural Benito Taibo.
Al ofrecer la charla “La importancia de la lectura y la escritura en el bachillerato”, el director de Radio UNAM llegó al plantel Sur para contar cómo los libros cambian y transforman, “porque merecemos vidas extraordinarias, porque tenemos derecho a la rebeldía, a los sueños, a la imaginación, a vivir otras vidas y a no conformarnos con la única vida que nos ha dado la naturaleza”.
En el marco de las actividades por el medio siglo del plantel, que se cumplió este 3 de abril, Taibo compartió con los jóvenes cómo se hizo lector a los 12 años, debido a una hepatitis que lo metió en cama alrededor de dos meses. “Al cuarto día -recordó- apareció en el libro El sabueso de los Baskerville, de Arthur Conan Doyle. Pensé que tenía que hacer un reporte para la escuela, porque tener un libro significaba estudiar, exámenes, reportes”.
Se puso a leer y ese día cambió su vida para siempre; descubrió que los libros no mordían, que estaban llenos de imaginación y contenían algo que sólo los libros podían dar: el arte de la otredad, esa posibilidad de meterse en otra piel, de vivir esa vida, oler con esas narices, pasear con esos pasos y sentido; amar con ese corazón distinto al tuyo y, sin embargo, tan parecido.
Por eso fue a contarles cómo “los libros transforman a las personas”, pero los libros no cambian al mundo, sino a gente como ustedes, lista para hacerlo. No se nace siendo lector, leer es un hábito que se agarra con el tiempo y tiene que ver con un montón de circunstancias, pero se desarrolla particularmente entre los 13 y los 16 años”, puntualizó.
Por espacio de casi dos horas, Taibo interactuó con las y los estudiantes, quienes le expresaron diversas inquietudes a las que respondió: “No sería quien soy, si no hubiera sido por la magia impresionante de los libros que me siguen cambiando la vida todos los días”, y los llamó a perderles el miedo y a convertirlos en aliados y cómplices, “incluso si hay que llenarlos de manchas de mole, dejarles de tener esa reverencia absoluta”.
El libro y la literatura, además, son capaces de destruir los atavismos culturales, consideró.
