La obra cuenta con todos los elementos para gustar a los espectadores si es su primera vez en el teatro

El navío de los ingenuos, de Teatro UNAM

La obra cuenta con todos los elementos para gustar a los espectadores si es su primera vez en el teatro

El navío de los ingenuos, de Teatro UNAM
La obra cuenta con todos los elementos para gustar a los espectadores si es su primera vez en el teatro

De cuando en cuando, los docentes de bachillerato no sabemos qué montaje teatral sería adecuado para que nuestros alumnos presencien.

No es para menos: la recomendación de una puesta en escena posee una responsabilidad casi tan trascendente como la de un medicamento, más si tenemos en cuenta que, muchas veces, en esta etapa, será la primera experiencia escénica de nuestros estudiantes.

Claro que —a diferencia de un mal medicamento— un mal montaje no nos dañará el cuerpo, pero tendrá sus efectos en el ánimo y en las ganas de regresar al teatro.

Por fortuna, Teatro UNAM siempre tiene una amplia variedad de espectáculos, a un precio sumamente accesible y de una calidad—las más de las veces— sorprendente.

En esta ocasión, tuvimos la oportunidad de ver una de las últimas funciones de El navío de los ingenuos, de Aziz Gual, en el Teatro Juan Ruiz de Alarcón, del Centro Cultural Universitario.

Se trata de un proyecto que, en nuestra opinión, cumple con todos los elementos necesarios para enamorar a los espectadores, más si resulta ser su primera vez ante una obra de teatro.

Recordemos que no todos los montajes poseen la misma proporción de énfasis; es decir, sabemos que una puesta en escena tiene distintas áreas y que todas ellas —coordinadas— conforman lo que el día de la función observa el espectador.

Si bien este montaje posee una armonía como un todo, hay tres áreas que resultan muy destacables: la estructura dramática, el estilo de actuación y la belleza escenográfica, creación de Laura Marnezti. Tres elementos que su director supo perfectamente entrelazar para sus fines temáticos y estéticos.

En el proyecto de la compañía Náufrago Teatro tenemos un claro énfasis en la maquinaria teatral y la experiencia visual: vemos un barco bellamente iluminado que evoca alguna vieja ilustración de un libro de viajes de fantasía.

También, un astro en lo alto, eterno testigo de las acciones de los ingenuos (y donde más adelante se proyectará el rostro de Adamastor, un personaje mitológico de la literatura portuguesa que posee características de un dios, al menos en lo que a su temor y mención respecta), y el constante uso de materiales que incrementan la belleza de esta atmósfera: palos, cajas, balones, vestuario.

Los más destacados son los que implican la evocación del mar, con una tela, iluminación y el movimiento que le otorgan los actores a las olas en las que —necesariamente— veremos a algún tripulante navegar o una asombrosa danza de medusas.

Pero todo este precioso cuadro visual está resaltado por la sencillez de su línea dramática, una que va de la mano con la decisión del estilo actoral: el clown, un estilo que requiere precisamente eso: claridad y sencillez en los objetivos de sus personajes, así como de sus conflictos y resoluciones.

La obra está conformada por diversas viñetas de situaciones que viven estos tripulantes, desde echar a andar un navío hasta el rescate de alguno que está a punto de ahogarse por torpeza.

La gran virtud de esta estructura es que conforme se presentan las viñetas, también progresa la intensidad de los momentos y —de una forma bastante

lograda— la emotividad que evoca visualmente.

La música en vivo, a cargo de Edwin Tovar, contribuye notablemente a este objetivo.

Vale la pena mencionar que la presencia de las percusiones va de la mano con otro de los aspectos que caracterizan la técnica del clown: la desnudez rítmica.

Este proyecto nació como trabajo final de la Generación 2020 del Centro Universitario de Teatro (CUT).

Parece que el paso del tiempo sólo ha sido en beneficio de lo que fue un primer montaje, pues la calidad es tan elevada que no nos sorprenden sus merecidos galardones por Mejor Obra y Mejor Escenografía en el 9° Festival Internacional de Escuelas Superiores de Arte Dramático en Rabat, Marruecos, sino que no le envidia nada a las puestas en escena de los más veteranos.

En síntesis: poesía, belleza y honestidad es lo que nos espera en este montaje que

—muy seguramente— tendrá una próxima temporada y de la que por nada del mundo hay que perderse.

La cuenta de Instagram de la compañía  teatral es @naufrago_teatro.

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