Teatro Isla de Próspero está de manteles largos pues ha iniciado su circuito de presentaciones en los distintos planteles del CCH, comenzando el pasado 22 de septiembre en el plantel Oriente.
La obra se llama Las luces desaparecidas y su dramaturgo es el profesor Juan Alberto Alejos del plantel Vallejo. Esta obra es una tetralogía, es decir, está constituida por cuatro piezas autónomas que, aunque mantienen una correspondencia diegética, se relacionan sólo por un pequeño pez azul.
La primera de las obras El salto del pez betta es de la que nos ocuparemos en este artículo. Se trata de una obra en tono fársico con dos personajes Julio, un adolescente preparatoriano y Regina, su profesora.
La obra nos muestra el encuentro entre dos seres perdidos en su aquí y ahora, aunque sus contextos son muy diferentes; mientras Regina se encuentra en una situación límite y en un momento en el que al parecer no hay vuelta atrás, Julio se ve obligado a tomar decisiones límites para defender su futuro, aunque hasta ese momento no haya encontrado su dirección.
En cuanto a la dramaturgia, El salto del pez betta mantiene una tensión dramática constante y aunque el tono es fársico, los personajes nos resultan entrañables.
Algo que distingue este texto son sus constantes vueltas de tuerca. En el momento en que el público toma una postura respecto a los personajes y a lo que está sucediendo, se da una revelación que cambia el panorama y que nos dirige a una nueva dirección.
Este engranaje, amén de mantener nuestra atención durante toda la obra, nos hace trabajar como público, pues debemos reacomodar nuestras expectativas constantemente.
Es el tipo de obra que, al terminar, nos lleva a querer verla nuevamente para reconfigurar la historia en el sentido de las revelaciones que se hacen al final.
La dirección de esta pieza corrió a cargo del profesor Octavio Barreda, del plantel Naucalpan, cuyo trabajo ya hemos referido en este espacio y quien escribiera la obra ganadora del Tercer Concurso de Teatro Estudiantil Inter-CCH, celebrado en abril de este año.
En su propuesta, Barreda se preocupa por permitir que los momentos se asienten y -aunque las situaciones sean urgentes- genera momentos en que los personajes simplemente están, se escuchan, sienten o reflexionan.
En su propuesta de texto espectacular, Barreda emplea al sonido como un gran aliado para lograr su cometido. Con piezas muy conocidas de Vivaldi y Tchaikovsky nos sumerge en el mundo emocional de los personajes, mientras que a ellos les permite viajar en su interior de forma tridimensional.
La elección de Barreda es verdaderamente oportuna, sobre todo si tomamos en cuenta el contexto en el que las obras se presentarán, pues los foros de nuestros planteles, aunque en su mayoría carecen de luminarias, sí cuentan con un equipo de sonido que, en conjunto con la propuesta sonora de Barrera, ayudan a generar el impacto emocional colectivo entre los personajes y el público.
El personaje de Regina es interpretado por Natalia González Gottdiener, profesora del Área de Talleres del plantel Oriente, quien no es ajena al mundo del teatro, pues ya desde hace algunos años está a cargo del grupo teatral Oriente Express, de su propio plantel.
González creó una Regina muy particular, dosificada, que poco a poco nos va revelando sus verdaderas intenciones sin perder la compostura, lo que la convierte en un personaje incluso maquiavélico.
Por su lado, Abel E. F. Jurado, profesor de Francés de los planteles Sur y Vallejo, personifica al personaje de Julio, alumno de la preparatoria en la que se desarrolla la historia.
Jurado elabora su propuesta a partir de las similitudes y diferencias que mantiene con el personaje, jugando con las primeras y experimentando sin pudor con las segundas. Así, es como Jurado nos regala a un Julio fresco, honesto y entretenido, que provoca mucha empatía con el espectador, especialmente con la población estudiantil del Colegio, quienes se alarman y divierten con su extrema situación.
La presentación de Las luces desaparecidas en el plantel Oriente marcó el arranque del circuito que Teatro Isla de Próspero seguirá realizando en todos nuestros planteles y que fue muy bien recibida por una población que llenó el recinto en la primera función y aplaudió el trabajo realizado por la compañía al finalizar cada una de las obras que componen esta tetralogía, incluyendo El salto del pez betta.