Alejandro García Campos

Forma de pensar, en evolución

Estudió y fue promotor académico en el CCH; hoy se prepara como abogado

Forma de pensar, en evolución
Estudió y fue promotor académico en el CCH; hoy se prepara como abogado

Alejandro García Campos fue promotor académico en el plantel Sur. Hace un año egresó con promedio de 9.57 y estudia Derecho. “Voy a ser sincero, en el último día de la convocatoria tenía una clase de Historia que me aburría demasiado, entonces me enteré de los promotores. A mí me agradó cómo me recibieron en la semana de bienvenida, me gustaron sus campañas. De ese modo pensé evadir esa clase. Fue rebeldía, por así decirlo”.

El promotor académico, explica, tiene muchas labores: “Difundir las actividades y participar en ellas. En la semana de bienvenida se reciben documentos, nosotros revisábamos que a los aspirantes no les faltara ninguno; si no lo tienen, cómo conseguirlo. También apoyábamos en la ceremonia de graduación, les indicamos a los chicos en dónde les tocaba, ayudábamos con los discursos, permanecíamos aproximadamente de siete de la mañana a siete de la noche”.

En el primer año del CCH, relata, no era muy sociable: “Venía de una secundaria de Guerrero y fue un gran cambio. No se compara una ciudad pequeña con una gigante. No me podía adaptar, pero cuando llegué a este grupo aprendí mucho. Te ayudan a explotar tus habilidades, a que se te quite la pena, a ser más sociable. Fue lo que más me gustó, sobre todo me agradó convivir con ellos; los considero como mi segunda familia”.

García Campos dice que también le ayudaron a cambiar formas de pensar: “Yo antes era homofóbico, ahí hubo personas que me hicieron evolucionar en ese aspecto. Me integré con ellos en el tercer semestre. La semana de capacitación la tomamos antes de la de bienvenida para ayudar a los chicos que acaban de ingresar. Nadie nos obligaba, nos encantaba recibir a los alumnos con todo el ánimo, sin paga, porque la paga es la alegría de ellos; es algo hermoso”.

Asegura que el Modelo Educativo del Colegio lo ha apoyado para desarrollarse mejor a nivel profesional. “Sobre todo con la nueva implementación de clases en línea. En el CCH teníamos que ser autodidactas, aprender por tu cuenta de la mano de tus profesores. Estas clases te ayudan mucho, porque hay maestros, digamos, que no saben transmitir bien los conocimientos por la nueva modalidad”.

García Campos reflexiona sobre el mayor problema de México: “He pensado mucho en eso y creo que es el narcogobierno. Se supone que el que tiene que proteger es el Estado, pero al estar con el narco abarca la corrupción de las autoridades, la pobreza, la violencia, aquí les exigen cuota a los campesinos”.

Y en cuanto al feminismo, considera: “Me encanta el movimiento de las mujeres por la igualdad, porque es revolucionario, buscan un cambio. Durante muchísimo tiempo se quedaron calladas, les imponían pensamientos por miedo. Está bien que digan ‘basta, no quiero, esto no está bien’. Por qué ser sumisas, son muy valientes. Con violencia es la única forma en que se han dado a notar, hicieron marchas pacíficas y no les hicieron caso. En una revolución hay daños, es obvio”.

El estudiante de Derecho cuenta por qué llegó a  estudiar a la CDMX. “Unos familiares intentaron entrar a la UNAM y me llamó muchísimo la atención. Empecé a investigar, lo vi como una nueva oportunidad sobre todo, por la inseguridad. De niño me tocó vivir la guerra contra el narco y todo eso. Mi abuelo quiere que nos vayamos porque aquí está horrible, horrible. Es chistoso, cuando me inscribí a la Comipems se supone que ya habían cerrado las inscripciones, pero cuando ingresé a la página estaba abierto y entró mi solicitud. Al día siguiente la cerraron; fue el destino. Metí varias escuelas de mi municipio, pero quedé allá. Dos de mis hermanos también estudian en la UNAM, uno en Arquitectura y otro en Trabajo Social”.

Sus papás, a pesar del peligro, viven todavía en la capital de Guerrero. “Aquí en Chilpancingo han hecho su vida, provenían de pueblitos cercanos. Mi abuelo tuvo que salir de su pueblo porque lo amenazaron. Mi mamá salió por la pobreza, era campesina. Aquí ejercen su profesión de licenciados. Yo pienso establecerme en la Ciudad de México. Es muy triste, pero aquí el narco ha acabado con los sueños de muchas personas”.

Para concluir, expresa un deseo: “Que el CCH siga creciendo, han hecho un buen trabajo, por algo son reconocidos a nivel nacional. Aprendes demasiado como alumno con las becas, con la biblioteca, que es de primer mundo. Cuando no podía comprar un libro, lo encontraba en la biblioteca o en la página de la UNAM. Me encanta que promueven la autonomía personal”.

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