Muchas de ellas fueron borradas de los libros de historia del arte, eliminadas de las salas de exhibición de importantes museos, sus obras fueron ocultadas, incluso se alteraron sus nombres como si hubieran sido hechas por otras personas, particularmente sus esposos o maestros; se trata de mujeres artistas, de distintas épocas, que pese a su talento no tuvieron el reconocimiento por su trabajo.
A través de un breve recorrido que empezó desde la creación de los museos de Louvre (1793) y Nacional del Prado (1819) hasta llegar al siglo XX en México, la artista plástica Gabriela Silva compartió parte de sus investigaciones con la comunidad de Colegio, en el conversatorio Mujer en el arte, organizado por el Departamento de Difusión Cultural del CCH.
La actividad formó parte del programa AlfabetizArte, informó Cristina Arroyo Estrada, coordinadora de Literatura de dicho departamento. Explicó que, al igual que en la ciencia, las mujeres han sido invisibilizadas, y Gabriela Silva ha realizado una amplia investigación sobre la participación de la mujer en el arte.
Con la creación de los museos de Louvre y del Prado se empieza a recopilar todo lo escrito por los biógrafos, los artistas y las piezas se empiezan a juntar en las mismas galerías y en ese momento se excluye a las mujeres de la historia del arte. Uno de los casos más sonados fue el de la artista Sofonisba Anguissola, de quien borraron su nombre de sus piezas y ponen el de un artista de la corte llamado Sánchez Coelho, destacó la ponente.
En el periodo del Renacimiento, explicó la especialista, Lavinia Fontana fue una artista que de la mano de su padre aprendió el oficio y lo superó en talento, es llamada por el Papa Clemente VIII, quien la designa pintora de la Corte, algo impensable en dicha época; poco tiempo antes de su muerte es acuñada una moneda con su rostro y su nombre.
Una gran artista de este periodo también fue Juana Pacheco, ella fue esposa del artista Velázquez, se tienen testimonios de que ayudaba a su esposo en el taller, pero no se conserva ningún lienzo de su autoría, es uno de los casos de una artista borrada, subrayó.
En el Barroco sobresale Artemisia Gentileschi, “artista italiana con un talento extraordinario, fue admitida en la academia de Diseño de Florencia, viaja a Londres y hace lienzos para los reyes, hablar de ella es hablar de un genio, y sus piezas no le piden nada a Caravaggio”, indicó.
Otra es Clara Peeters, “algo que llama mucho la atención es que en el reflejo de los objetos que pinta (bodegones) también incluye su autorretrato en sus lienzos, un buen consejo para no correr el riesgo de que borren su nombre”.
En el periodo de la Posguerra sobresale Käthe Kollwitz, una de las expresionistas más importantes en Alemania y una de las primeras mujeres admitidas en la Academia de Artes de Múnich.
En cuanto a México, la ponente destacó la obra de Carmen Mondragón (Nahui Ollin), quien tuvo una educación privilegiada, fue fundadora de una organización feminista en México, luchadora de los derechos de la mujer, y por el voto femenino.
“Frida Kahlo es una de las artistas más amadas y populares de la humanidad, y es más que la amante de, la esposa de o la hija de, fue una de las primeras mujeres aceptadas en el Colegio de San Ildefonso, ganó la Medalla de Ciencias y Artes, expuso en varias partes del mundo, fue maestra de la escuela La Esmeralda, y no era una artista improvisada”.
