Tanjiro Kamado lucha contra un demonio que ha herido previamente a una joven; el forcejeo es observado por decenas de personas que están a su alrededor, mientras, los gritos de la mujer llenan de terror el ambiente plagado de los efectos especiales; la escena corresponde a la serie de anime japonés Kimetsu no Yaiba, la cual pasó del idioma nipón a ser doblada al español por tres estudiantes del Colegio de Ciencias y Humanidades, plantel Vallejo, dirigidos por Erick Salinas, actor de doblaje.
Un micrófono, el libreto de la escena, el equipo técnico para registrar el audio y la imagen, pero sobre todo la voz y las emociones para lograr plasmar lo que cada uno de los personajes vivía, fueron los ingredientes para acercar de manera lúdica a los jóvenes que asistieron a la sala José Vasconcelos de dicho centro escolar, que por algunos minutos se convirtió en una cabina de grabación.
Su primer acercamiento al doblaje, compartió Erick Salinas, se dio en la década de los noventa, cuando por invitación de uno de sus amigos asistió a un estudio de grabación en el que, en aquel entonces, se hacían los doblajes de las series televisivas de la época. A partir de esta experiencia no dejó de asistir por un año y medio a solicitar trabajo con los diversos directores hasta conseguir un personaje.
“El doblaje es para gente necia”, afirmó el artista, quien cuenta con una trayectoria profesional de más de 30 años, en la que ha dado voz y personalidad a personajes como el Pato Donald, Mike Wazowski, de la película Monsters Inc.; el oficial Benjamín Garraza, del filme Zootopia; o Carl Carlson, en Los Simpson, además de que ha incursionado en teatro, televisión, cine, y locución, es decir, “todas las facetas de la actuación”.
Y es hasta cierto punto una labor que necesita obstinación porque nunca se deja de aprender y de prepararse, aspecto que hace la diferencia al momento de ser requerido para realizar un proyecto de doblaje, señaló.
Por ello, recomendó a los estudiantes, independientemente de su interés profesional, a seguir aquello que les agrade hacer y que les haga feliz, pues a eso se dedicarán toda su vida. “El dinero vendrá por consecuencia de su trabajo, pues estarán haciendo lo que más les guste y además serán profesionales en su área”, aseguró.
“Mi interés es que los chicos aprendan a decidir lo más importante: su vocación, que encuentren un lugar donde se sientan completamente plenos; muchas veces por la familia tienen que ser lo que les dicen, y dejan a un lado sus aspiraciones personales, esto no puede ser. Invito a los chavos a que busquen algo en lo cual se sientan completamente plenos; las artes, la fotografía, el cine, el teatro, cualquier actividad que les haga sentir plenos”, recalcó.
Con respecto al doblaje, destacó las bases del trabajo actoral, ya que se trata de una especialización de la actuación, pues permite la expresión corporal, de voz, buena dicción, conocer y transmitir emociones, intenciones, saber respirar, no tener pena de estar frente a un público pero, sobre todo, de disfrutar lo que se hace.
“Y el tiempo para hacer doblaje es como el que llevan a cabo los atletas”, comentó; hay que estar trabajando siempre, saber leer de primera intención, tener una buena dicción, saber escuchar nuestra voz, los distintos resonadores que se tienen, entre otros.
De esta manera, los estudiantes se animaron a ser parte de la escena de Kimetsu no Yaiba y, después de varias pruebas, el trabajo final se proyectó para deleite de los asistentes.
La actividad, organizada por Difusión Cultural del CCH y el plantel Vallejo, culminó con una sesión de fotografías y la voz en off del famoso Pato Donald que se despidió de los cecehacheros.