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Obras concursantes

Obras concursantes

Del escenario tradicional, con las reacciones del público a flor de piel y el cálido aplauso al caer el telón, el teatro pasó a la virtualidad, como la mayoría de las actividades de relación humana. Así, en medio de la pandemia que impuso un confinamiento sanitario, la representación escénica se abrió camino y se adaptó a la modalidad a distancia. Montar estas obras desde casa exigió la mayor creatividad de los participantes y una conexión que sólo el arte genera. El ímpetu creador hizo posible, otra vez, la magia del teatro.

 

Mascarillas

Mauricio y Vanessa son dos amigos que, desde sus respectivas casas, se comunican de manera virtual y constante para sobrevivir al confinamiento sanitario impuesto en 2020.

En realidad, los protagonistas de esta obra son los problemas de trabajo, pareja y familia que rodean a los personajes, interpretados por Alexis Parra y Maricarmen Cano, del plantel Naucalpan. A través de ellos se muestra cómo transcurre el aislamiento que mantiene a los citadinos atrapados en sus hogares, que se convierten en el escenario donde ocurren sus avatares cotidianos.

Bajo la dirección de la alumna Rosa Úrsula y la supervisión de la profesora Adriana Cisneros Flores, la obra escrita por Andrea Chirinos reflexiona, a través de magníficos diálogos, acerca de cómo responde el ser humano ante el encierro voluntario.

Esta puesta en escena se ha descrito de la siguiente manera: dos mejores amigos comparten la cuarentena a distancia bajo un indiscutible compromiso: verse los jueves por la tarde para acompañarse, ponerse al día y no perder la cabeza hasta que todo esto pase. Pero en este décimo quinto encuentro algo no está bien.

 

 

La llamada

Una situación poco convencional de trabajo a distancia se transforma en una charla entintada con fino humor femenino. Dos mujeres comparten su acontecer diario en un encierro propiciado por el confinamiento sanitario.

Es la historia de Ana Olachea y Elena Castro, interpretadas por Rosa Úrsula y Vanesa Figueroa, estudiantes del plantel Naucalpan y quienes también compartieron la tarea de dirección escénica.

La obra de teatro es de la autoría de Bárbara Falconí Ramat y su puesta en escena fue supervisada por la profesora Adriana Cisneros Flores. La historia invita al espectador a interiorizar el estado de ánimo que rodea a los personajes que viven la soledad y la falta de comunicación generadas por encierro.

 

Diferencias teatrales

El aula de clase virtual es el escenario para observar, como en una ventana, los micromundos que habitan los jóvenes estudiantes; ellos y ellas dejan entrever parte de su realidad oculta detrás de la pantalla de la computadora, sólo esperan el momento propicio para mostrarlo airadamente a los demás y a los espectadores.

La ausencia de su profesora, provocada por el capricho tecnológico, es el motor para dejar salir, cuál caja de pandora, vicisitudes, nostalgias, deseos, enojos, incomprensión, ausencias, necesidades, y hasta los juegos casi infantiles de nueve chicas y dos jóvenes en plena clase, ocho minutos para dejar escapar su realidad escondida.

Diferencias teatrales, del plantel Azcapotzalco, escrita por Andrea Morales y Diego Rodríguez, y dirigida por Mónica Patricia Granados Velázquez, forma parte de la propuesta teatral virtual de los jóvenes cecehacheros, quienes en pocos minutos trasladan a los espectadores sus vivencias cotidianas muchas veces olvidadas por las dinámicas escolares, y hoy por la distancia física obligada.

 

La verdad de mi ser

La clase del profesor parece que transcurrirá igual que siempre. Él con el gesto exhausto y de fastidio negándose a romper con la dinámica rutinaria, ellos resistiéndose a entrar en la actividad escolar tratando de demostrar al resto que tienen el control y son el centro de atención, pero esta vez, el escenario será diferente, sólo que ellos aún no lo saben.

El salón de clases virtual se transforma. Las pequeñas pantallas de Zoom ahora se asemejan a celdas oscuras, donde cada joven yace, y la poca luz que los ilumina los aterra y los empequeñece. Son hombres y mujeres jóvenes que bruscamente son expuestos ante los demás a partir de sus debilidades, fracasos, traiciones, abandonos, vicios, violencias y trastornos, mismos que siempre han ocultado detrás de sus propias máscaras.

La verdad de mi ser, obra de teatro del plantel Naucalpan, escrita por Esaú Carrillo, Grecia Aragón y Melissa Anaya, y dirigida por Alejandra Fraga Rivera, propone al espectador hacer un alto en la cotidianidad para escuchar los gritos que se guardan en los rostros alegres de la juventud, aunque hoy se encuentren detrás de un monitor, no dejan de reclamar atención.

 

Palabra de hombre

“Bienvenidos sean, damas y señores, de todos los colores, solteros y en amores. Soy el juglar y seré el anfitrión de esta obra que combina realidad y ficción, una obra que esperamos sea de renombre, pues se atreve a hablarnos de lo que es ser hombre y entiéndase hombre no de forma banal, sino en su sentido más puro y literal…”.

Así arranca la obra Palabra de hombre, de Carlos Arata, que formó parte del Primer Concurso Estudiantil de Teatro Inter-CCH y fue protagonizada por estudiantes del plantel Azcapotzalco, dirigidos por Alejandra Hernández Trejo.

Se trata de tres historias entretejidas en el contexto de la pandemia y cuyo factor común es la frase “palabra de hombre”. La primera es sobre un par de amigos, Vicente y Diego, quienes, por un malentendido, se dejaron de hablar durante 25 años, y hoy se reencuentran, dejando aflorar aquellos enojos y reclamos. La segunda es acerca de Sergio, un joven que durante el confinamiento se relaciona emocionalmente con dos personas a través de las redes sociales y no decide aún a quien elegirá. La tercera es sobre Camilo, quien videograba un mensaje para su hijo Daniel. Ahí le platica sobre su abuelo, cómo ha sido su relación de altibajos y el interés que tiene de que lo conozca.

 

Un hogar sólido

De acuerdo con Luis Vicent, a raíz de su estreno en la década de los cincuenta del siglo pasado, la obra de teatro Un hogar sólido “es una crítica acertada y profunda a la vida de hoy, donde todo está destruido y hueco y donde la gente, que cree que vive muy bien porque vive muy de prisa, nunca ha tenido hogar sólido... No lo ha tenido y no lo puede tener. Sólo en la tumba, en la cripta familiar lo encontrará. Sólo allí...”.

Y es que parece que sólo en ese espacio la gente podrá tener tranquilidad, pero ocho personajes se encargan de dibujar lo que añoran los que no están más entre los vivos, y llevan al espectador a esos rincones donde se reúnen quienes esperan aún algo más. Una niña inquieta a la cual la muerte le arrebató sus juegos; unos padres que perdieron a su hija, y que hoy recuerdan los aconteceres felices; una abuela preocupada por su apariencia desaliñada, y unos tíos que con tristeza narran sus propias tragedias, conforman aquella familia fúnebre que se niega a alejarse de lo que alguna vez fue su vida.

Hoy, la puesta en escena fue de manera virtual, y correspondió a la agrupación ElGarro, iniciativa de los alumnos del Taller de Teatro y Actuación que imparte Mauricio Garmona, conformado por estudiantes de los cinco planteles del CCH, darle vida.

Participaron como actores Lizeth López, Dalia Ramírez, Mariana Merlos, Jacqueline Díaz, Azul Villeda, Antonio Gallardo, Jimena Ramón, Mónica Castro y Eric Cuvas.

 

Prohibido suicidarse en primavera

La llegada fortuita de una pareja de periodistas a El hogar del suicida rompe con la dinámica fatalista del sitio, y se vuelven protagonistas de la clínica creada para ayudar a quienes ya no tienen interés por vivir; dos personas felices que inundan con su entusiasmo y amor, evidencian la salida falsa que promueven el doctor Roda y su ayudante Hans.

¿De verdad quieren morir quienes asisten a ese sitio?, ¿qué los lleva a pensar que es la única salida? Fernando y Chole desean indagar el verdadero motivo y en su búsqueda son sorprendidos por su propia experiencia, al ser el blanco del próximo caso por atender, todo desarrollado en el marco del arribo de la primavera, estación que tiñe de colores los espacios más oscuros.

Prohibido suicidarse en primavera es interpretado, a través de la plataforma Zoom, por tres estudiantes de los planteles Azcapotzalco, Naucalpan y Vallejo, quienes, en su doble actuación, salpican al espectador chispas de humor mezcladas de drama; un trío que se identifica en los nuevos escenarios virtuales y regala con seriedad momentos de reflexión que buscan poner sobre la mesa, aunque sea a distancia y en plena pandemia, el valor de la vida, así como dejar atrás las múltiples circunstancias que pueden hacerla parecer sin sentido.

Participaron: Yuriria García Ramírez, Jessica Lucas García y Augusto Martínez.

 

Luz de luna

Dos amigas se reúnen después de un largo distanciamiento, aunque se da de manera virtual, esto no es impedimento para que en ese espacio una de ellas decida expresar sus sentimientos sobre la amistad y lo valioso que es recuperar nuevamente la confianza. Pero también es el momento para pedir auxilio, sobre todo cuando los problemas parecen no tener solución.

Rosario y Selena son dos jóvenes que exponen a través de un diálogo cargado de dolor y angustia, el vínculo fraterno de dos mujeres, que, de frente una a la otra, reconocen los errores cometidos y las consecuencias del silencio ante la violencia física y psicológica; del temor y la baja autoestima que causa el agresor, y de la imposibilidad de continuar la vida. No obstante, también es en este espacio donde se demuestra la fortaleza de la amistad.

El tema de la agresión física durante el noviazgo, de los indicadores que suelen enmascararse en apariencia de afecto, de los comportamientos que buscan controlar y generar aislamiento; el aborto clandestino, la falta de información y de ayuda ante estas problemáticas son abordadas por la puesta en escena virtual, Luz de luna, escrita e interpretada por Lesly Palestina Venado y Jaqueline Pimentel, estudiantes del plantel Oriente.

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