Más de medio siglo de la novela de Julio Cortázar

Rayuela

Más de medio siglo de la novela de Julio Cortázar

Rayuela
Más de medio siglo de la novela de Julio Cortázar

Podría asegurar que todos quienes decidimos escribir, alguna vez imitamos el estilo de Julio Cortázar. Para quienes entraron a la literatura por Latinoamérica, el descubrimiento del argentino significaba una conmoción, un verdadero galope y una aproximación a la literatura total, es decir, la más sincera y creativa. Ya fuera por sus excelentes cuentos o sus novelas o sus (inocentes, cabe decirlo) poemas, Julio Cortázar era el rockstar literario.

Una vez que conoces de su existencia, de inmediato comienzas el juego que su obra propone: abrir en cualquier página y ahí mismo iniciar la lectura, y es justamente este golpe de azar lo que nos invita Rayuela, sin duda, su obra más conocida y un parteaguas en la narrativa de América.

Entrar a un universo lúdico como este puede ser muy impactante, pues lo primero que te dice el autor en Rayuela es: tengo estas alternativas para la lectura, la puedes hacer de manera lineal o puedes seguir esta guía que yo te propongo o leerla como a ti, lector, te parezca la mejor. Yo seguí las instrucciones de Cortázar, sin duda. Años después, la leí de manera lineal; y a cuentagotas, la he releído como la fortuna me lo pide.

Escrita en 1963, esta novela cumple 60 años de publicada por vez primera. Su autor, para ese entonces, ya se había consolidado como un cuentista muy efectivo, con la publicación de los libros de relatos Bestiario, Final del juego, Las armas secretas; las prosas breves Historias de cronopios y de famas, la novela Los premios, además de una serie de ensayos, crítica literaria, libros de poesía y algunas obras de teatro. Pero no fue sino hasta la aparición de su segunda novela que Cortázar comenzó ese mito que hoy se conoce.

Grosso modo, la historia de la novela trata de esto: la relación amorosa del protagonista, Horacio Oliveira, y la Maga. La historia pone en juego la subjetividad del lector y tiene múltiples finales. Dentro del estira y afloja del protagonista y su “antagonista”, se teje y desteje el significado mismo de la existencia, de las relaciones humanas y se lanzan, como una teja en lo que nosotros conocemos como avioncito, preguntas que pocas veces tiene respuesta.

Considero, sin dudarlo, que fue el boom editorial el que hizo a Cortázar un personaje más que un escritor, claro, ayudó mucho su acento entre argentino y francés, su peculiar manera de contar la vida misma, sus posicionamientos políticos, su vida amorosa, su aspecto físico, en fin, montón de elementos más los que hacen de este autor no sólo el escritor típico.

Y es, justamente, por este objetivo editorial lanzado desde Barcelona por la editora Carmen Balcells lo que dio fama a un escritor que pudo haber sido de culto, de esos raros, de aquellos que descubres casi en la clandestinidad.

Si no hubiera pertenecido a ese famoso cuarteto latinoamericano, Gabo-Fuentes-Vargas Llosa-Cortázar, muy posiblemente Julio estaría más emparentado a Mario Levrero, Felisberto Hernández, Juan Carlos Onetti y Macedonio Fernández.

A continuación, transcribo uno de los capítulos más conocidos de este libro, que se encuentra entre la narración y la prosa poética. El famoso Capítulo 7.

Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si

saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta

cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca

que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida

entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano en

tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu

boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.

Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al

cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y los ojos se agrandan, se acercan

entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas

se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas

la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene

con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu

pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como

si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de

fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un

breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella.

Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar

contra mí como una luna en el agua.

Este es un excelente momento para que los alumnos del Colegio de Ciencias y Humanidades se adentren en el mundo de la obra de Julio Cortázar, en la que podrán poner de manifiesto sus ánimos literarios y lograr explorar lo que resulta de emocionante escribir y leer.

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