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Esta conmemoración, en la cual tengo el honor de participar, se suma a los festejos por el cincuenta aniversario que se llevaron a cabo en 2021, a partir del 26 de enero, día en que fue aprobado el proyecto de creación del Colegio de Ciencias y Humanidades, por el Consejo Universitario. Se trató, sin duda, de un hecho histórico, impulsado por don Pablo González Casanova, entonces Rector de la UNAM, quien fuera acompañado por los ilustres universitarios Henrique González Casanova, y los doctores Víctor Flores Olea, Guillermo Soberón Acevedo, Rubén Bonifaz Nuño, Juan Manuel Lozano Mejía, José Herrán Arellano y Ricardo Guerra Tejeda.

 Los documentos básicos del Colegio quedaron resumidos en la famosa Gaceta amarilla, publicada el 1º de febrero de 1971, en donde se detalla el mapa curricular de la nueva escuela, se enlistan las opciones técnicas y se establecen las líneas que vinculan las materias con las áreas y departamentos académicos. El sustento de los contenidos (hoy diríamos aprendizajes) son dos métodos: Científico Experimental e Histórico-Social y dos lenguajes: el español y las matemáticas. Asimismo, se delinea, grosso modo, el perfil del alumno y el profesor: el primero aprende con autonomía y el segundo es el guía o tutor de dicho proceso.

 Pero la teoría pedagógica sólo adquiere certidumbre si se aplica en términos reales en aulas y laboratorios, de modo que el 12 de abril abrieron sus puertas los planteles Azcapotzalco, Naucalpan y Vallejo, y un año después, el 3 de abril de 1972, hicieron lo propio Oriente y Sur; con lo cual se configuró, en términos generales, la estructura del Colegio que hoy conocemos.

 Ceremonias como esta representan buenas oportunidades para festejar los avances y también reconocer las zonas de oportunidad, y fortalecer el proyecto académico del Colegio, el cual fue pensado para ser un motor de innovación permanente dentro y fuera de la Universidad, y como todo bachillerato de vanguardia no podría permanecer estancado, sino sujeto al dinamismo social, sin perder su esencia.

Lo primero que debemos reconocer y agradecer, a cincuenta años de la fundación del Colegio, es la gallardía y el empuje de sus docentes y alumnos fundadores, pues ellos se enfrentaron a un proyecto y, en el mejor de los casos, a una partitura musical con una orquesta, unos músicos y un público que desconocía la naturaleza del nuevo bachillerato de la UNAM. Y fue gracias a su imaginación, a la fuerza de su vocación y al amor al CCH que, como diríamos ahora, el Colegio no se detuvo, y mediante el trabajo colegiado, llevado a cabo incluso los sábados y domingos, se pasó de la mera lista de contenidos a programas indicativos y después operativos, lo cual ocurrió entre 1976 y 1979, y 14 años después se logró la actualización del plan y los programas de estudio, en 1996, que fue el antecedente para realizar los ajustes de 2003 y 2016.

 En este contexto, nunca agradeceremos lo bastante a las y los maestros, y a todos los que continuaron este proyecto hasta 2022, ya que la mayoría ha invertido más horas de las comprometidas y no solo ha atendido los contenidos curriculares, sino todos aquellos que propician una formación integral de los alumnos, quienes son sujetos de principios y valores, para ser buenos profesionistas y mejores ciudadanos. Los maestros del Colegio de antes y de ahora han sido, por su vocación y solidaria actitud hacia los jóvenes, el activo más preciado de nuestra institución.

Los alumnos del Colegio, han sido hasta hoy, más de 1’140,000, y un 60% ha concluido su bachillerato. Han sido y son jóvenes confiados al CCH para que en ellos opere el Modelo Educativo y aprendan a aprender, a hacer y ser. La inmensa mayoría son buenos muchachos, nobles y agradecidos, y han sabido reconocer a la institución y, sobre todo, a sus maestras y maestros.

 Cuando nuestros egresados responden sobre las ventajas de estudiar en el Colegio, valoran en primer lugar a sus profesores, porque los enseñaron a reflexionar, a investigar, a experimentar, a leer y a elaborar trabajos escritos. Pero sobre todo responden algo que muy pocos bachilleratos podrían presumir: Dicen que el CCH los enseñó a ser libres. Y yo digo, como ex alumno del Colegio, que la escuela que nos enseña el uso de la libertad con responsabilidad es la mejor del mundo. Acaso sea este un motivo más para celebrar al Colegio de Ciencias y Humanidades y al plantel Sur.

A la hora del balance, debemos reconocer el gran trabajo de los cuerpos directivos. En promedio, hay cuarenta funcionarios por plantel) para atender a una población que oscila en 15,000 personas) y deben enfrentar, en tiempo real, casi todos los conflictos imaginables, y lo mejor de todo es que siempre logran mantener el ambiente de trabajo, para que se desarrollen las tareas de docencia, aprendizaje, extensión académica, cultural y recreativa. Ser funcionario en el Colegio es una vocación que siempre se pone a prueba y, también, es una experiencia inolvidable. Festejar al Colegio es agradecer ampliamente a sus cuerpos directivos.

  Un elemento importante de la vida del CCH es la colegialidad y una de sus grandes fortalezas radica en los cuerpos colegiados, como son los seminarios, espacios inmejorables para la formación académica, las comisiones dictaminadoras, de seguridad, de igualdad de género, los consejos académicos, los consejos internos y el Consejo Técnico, máxima autoridad del CCH. Todos ellos han contribuido a tomar las mejores decisiones y han favorecido la estabilidad de nuestra institución.

 A la hora de hacer un balance de los aportes del Colegio, se debe reconocer su impacto en las opciones técnicas en otras escuelas; su influencia en los programas de formación docente, en la investigación educativa y en los estudios de trayectoria escolar; también en la fundación de otros programas académicos como la MADEMS y el sistema de preparatorias de la Ciudad de México, y debemos reconocer la influencia que ha tenido el Colegio en el Bachillerato Nacional, pues 82 escuelas incorporadas a la UNAM llevan su plan y programas de estudio. Asimismo, la reforma de la educación media superior, que lleva a cabo la SEP, considera el aprender a aprender como uno de sus ejes rectores.

  De manera que, al celebrar la creación del Colegio, agradecemos a su comunidad y valoramos los innegables aportes de sus planteles. El plantel Sur, que hoy inicia sus festejos por su cincuenta aniversario, se ha distinguido por una planta docente bien preparada y comprometida con la docencia y, asimismo, los alumnos de este plantel han tenido históricamente un desempeño sobresaliente; lo cual se refleja en la eficiencia terminal y la calidad del egreso, sin olvidar, desde luego, que por sus aulas y laboratorios han pasado ilustres universitarios que han puesto en alto el nombre del Colegio.

  Por todo ello, en esta sesión solemne del Consejo Interno, festejamos la fundación del plantel Sur y le deseamos muchos éxitos para el próximo medio siglo. Muchas gracias y muchas felicidades a todas y todos.

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