Académicos de diversos niveles educativos reflexionaron sobre el proceso de enseñanza-aprendizaje que les tocó vivir los últimos dos años, a consecuencia de la emergencia sanitaria por Covid-19, y coincidieron en que, a pesar de que la tecnología ayudó a dar el salto, se debe seguir evolucionando, pues salieron a la luz deficiencias y rezagos que hay que subsanar, como en la educación especial e inclusiva.
Los maestros participaron en la Mesa redonda Educación en tiempos de pandemia, que formó parte del ciclo: Evolución. Desafío, investigación y adaptación, que organizó el Museo de Ciencias, Universum, donde reconocieron que la conectividad, la accesibilidad, la preparación de nuevos materiales y la formación docente son algunos de los actuales retos.
En la sesión, los participantes expresaron su desconcierto por no contar con los elementos y conocimientos tecnológicos para llevar a cabo la transición de la modalidad presencial a la virtual, pero también destacaron la iniciativa de los profesores y la respuesta de sus instituciones, con formación y capacitación en el uso de las TIC y las TAC, para dar continuidad a las clases.
Amílcar Carpio Pérez, de la Universidad Pedagógica Nacional, consideró que la actual crisis sanitaria demostró que no teníamos una cultura de las clases en línea, que se desaprovechaban los avances tecnológicos y que hay que preocuparse por aquellas escuelas que aún no cuentan con internet.
Para Carpio, las clases virtuales permitieron mayor alcance, pero la interacción no fue la misma. Un problema también fue la saturación de grupos, lo que dificultó el seguimiento. Los retos ahora, dijo, pasan por la conectividad, la accesibilidad y la formación docente.
Paula Susana Larios Jurado, del Nivel Medio Superior, consideró que los principales desafíos fueron contar con equipos, conexión y habilidades tecnológicas, y saber con cuáles contaban los estudiantes, “sobre todo, que el profesor tuviera curiosidad por saber qué emplear para su trabajo, de modo que fuera más novedosa la clase, pero con el tiempo se adquirió seguridad”.
Algo que destacó, añadió, fue el compromiso personal de quien quiso estudiar y la importancia de la comunicación con los jóvenes; “ser más intuitivos y platicar con ellos. Reconozco a los estudiantes porque, a pesar de todo, han seguido adelante. Sin duda será un reto volver a lo presencial”, opinó.
Para el maestro Ismael Ramírez Arias, de educación secundaria, “hoy, al regresar, el reto está en que los estudiantes se acostumbraron al uso de tutoriales, videos, audios, podcast, y la escuela no cuenta con acceso a internet o hay pocas computadoras”, lamentó.
En cuanto a lo positivo del regreso, señaló que se retomó la tan necesaria interacción entre los chicos y los profesores. Y respecto a la modalidad a distancia, ésta permitió conocer el trabajo autónomo de los estudiantes, ya que se esforzaban mucho.
El profesor Alfonso Brito Godoy, de educación secundaria, destacó la diversidad de herramientas en línea, donde se contó con crucigramas, encuestas, videos y simulaciones; “lo que hay que hacer es capacitarnos”. Entre los retos que enfrentó, mencionó lo difícil que fue la interacción entre los grupos debido a la cantidad de personas y el rezago educativo, por lo que llamó a recuperar a aquellos estudiantes que dejaron la escuela.
La maestra Gabriela Jiménez Delgadillo, de educación especial e inclusiva, consideró que este sector fue el más golpeado porque fue doblemente vulnerado, a pesar de que se trabajó con quienes tenían recursos digitales y con quienes no. Se entregaban cuadernillos de manera presencial, además, como profesores, tuvieron que capacitarse en las distintas herramientas.
De igual manera, la maestra en educación primaria, Mirna María Mosqueda Ibarra, señaló que al inicio fue frustrante, “pero en el proceso de ensayo y práctica nos fuimos haciendo fuertes, no obstante, hay que seguir explorando las plataformas, seguir aprendiendo. Hay aprendizajes nuevos, se evolucionó en varios aspectos, pero hay que seguir reinventándonos y; ser mejores, ya que hay amor y vocación por ser docentes”.
En este periodo fue importante ver la creatividad y la imaginación de los alumnos, pero también se percató de la falta de atención que hubo en la parte emocional, aunque los chicos aprendieron a ser responsables, a autocuidarse.
