Los aportes de las mujeres generarán avances sustanciales: Norma Blázquez

Siempre ha creado conocimiento

Los aportes de las mujeres generarán avances sustanciales: Norma Blázquez

Siempre ha creado conocimiento
Los aportes de las mujeres generarán avances sustanciales: Norma Blázquez

Reconocer las contribuciones de las mujeres en la ciencia, la importancia de la perspectiva de género para desarrollar el conocimiento, los avances en la legislación académica e impulsar la participación de más cecehacheras en este campo de estudio fueron parte de los ejes de diálogo en la conferencia “Inclusión de Género en Educación, Ciencia y Tecnología”, a cargo de la investigadora Norma Blázquez Graf, como parte del curso-taller “Educación Integral en el Bachillerato desde una Perspectiva Interdisciplinaria”.

En este encuentro virtual, la especialista ofreció un panorama general sobre cómo surgieron los estudios de género, ahora reconocidos como estudios feministas, como resultado de décadas de lucha y movilización, así como de resistencia de las mujeres para abrirse espacios en diferentes áreas de la sociedad, entre ellas, la educación, la investigación y la ciencia.

“A partir de los años 60, con el movimiento estudiantil que transformó en el mundo muchos paradigmas, hubo una apertura para que las mujeres se incorporaran a los estudios superiores, lo cual fue de forma masiva en esa época. Parte de este movimiento tenía a muchas académicas feministas. Dentro de la academia se empezaron a abordar temas ignorados o dejados de lado. Visibilizaban o se ponían en el centro el tema de las mujeres y la cuestión feminista. En México, estos estudios comenzaron hasta finales de los 80”, dijo.

La doctora en Filosofía por la UNAM e integrante  del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) expuso que un nuevo campo de investigación se abrió, el cual hacía una crítica a la ciencia objetiva, neutra y universal, ya que esta no contemplaba la presencia de las mujeres, sus aportaciones y permitía la segregación en los centros de estudio. Además, reproducía teorías que consideraban a las mujeres como seres inferiores o se tomaba como unidad de medida el modelo masculino.  

A modo de ejercicio de reflexión, pidió a los asistentes nombrar a mujeres destacadas en la ciencia y, pese a resaltar a algunas, consideró que la cifra ha sido menor en comparación a la cantidad de hombres científicos.

Por ello, Blázquez Greg enunció diversas preguntar a modo de análisis, tales como cuál es la participación de las mujeres en la generación del conocimiento científico, qué pasa cuando se incorporan las mujeres al conocimiento, cómo influye el género de las personas sobre los métodos, conceptos y teorías en la organización de la ciencia y cómo la ciencia reproduce los esquemas y prejuicios sociales de género.

 

SABER Y PODER

Para la también autora de El retorno de las Brujas, durante siglos, las mujeres han realizado aportaciones a la ciencia y han generado conocimiento, sin embargo, esto ha sido invisibilizado, lo cual provocó un lento avance para que las mujeres se puedan desempeñar en este campo.

Como ejemplo, recordó que fue hasta la segunda mitad del siglo XIX cuando las mujeres pudieron ingresar a las universidades, mientras que en 1887 México tuvo a su primera médica: Matilde Montoya.

En ese sentido, explicó que la lucha feminista en el campo de la ciencia busca romper dos prohibiciones, dos transgresiones: “saber y poder”, ya que históricamente las mujeres han sido vedadas en la investigación y el desarrollo del conocimiento, no obstante, poco a poco se han incorporado a las actividades científicas.

“Se ha trabajado para visibilizar quiénes son estas mujeres que han logrado llegar y permanecer tanto como pioneras en distintos campos de la ciencia, como en puestos de decisión, como directoras. En 2012 hice un trabajo de colaboración con la maestra Olga Bustos Romero, donde entrevistamos a académicas de la UNAM, pioneras y directoras. Le pusimos ´Saber es poder´, porque entre más conocimiento tenemos, más poder también tenemos, por eso ha sido una transgresión tan grande el romper esos techos de cristal”.

Sobre los factores que intervienen en las desigualdades de género en ciencia y tecnología, enumeró los estereotipos y roles de género (intereses, experiencias y expectativas educativas tempranas); la discriminación y otras formas de exclusión (efecto Matilda, techo de cristal, suelo pegajoso, tuberías con fugas de gas); tensión entre el rol femenino tradicional (obligaciones familiares y de cuidados) con lo laboral (doble o triple jornada); acoso laboral y sexual, y el mal ambiente en espacios de trabajo (horarios, salarios, promoción y reconocimiento).

A modo de consideración, la especialista del Programa Interdisciplinario de Estudios de la Mujer en El Colegio de México expuso que hasta 2022 sólo 60 mujeres han ganado el Premio Nobel en comparación con 894 hombres; además, 7 por ciento son rectoras de 497 instituciones de nivel superior de la Asociación de Universidades Europeas, mientras que solo 39 por ciento de los investigadores del SNI en México son mujeres, por lo que aún no se ha alcanzado la igualdad por nivel o área de conocimiento.

Sin embargo, la especialista llamó a continuar con la lucha para que más mujeres se sumen a la ciencia, pues reconoció que todo este esfuerzo ha permitido cambios institucionales, tales como becas, nuevos criterios de prórrogas, extensión de horarios, concientización del género y su influencia, y aportaciones al conocimiento.

“La participación de las mujeres a nivel de números muestran que sí existen efectos en la generación de conocimiento. Hay cambios socioculturales (…) Para las mujeres, de manera individual, crece la autoestima, la autonomía, la independencia al tener estas nuevas opciones de vida”, dijo.

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