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señalan riesgos del confinamiento

Obesidad e insomnio, entre males acentuados

señalan riesgos del confinamiento
Obesidad e insomnio, entre males acentuados

El confinamiento debido a la pandemia nos ha llevado a modificar nuestros estilos de vida... y no precisamente para bien, pues permanecer en casa ha generado sedentarismo, obesidad y alteraciones del sueño en muchos niños, jóvenes y adultos. Así lo planteó Gabriela Argumedo, investigadora en Salud Pública y profesora del plantel Azcapotzalco.

En entrevista, la doctora en Salud y Bienestar por la Universidad de Reino Unido y cirujana dentista por la UNAM apuntó que “el uso prolongado de las tecnologías de información, como computadoras, tablets, videojuegos y celulares se ha convertido en causa fundamental del sedentarismo en adolescentes, lo que ocasiona un aumento en casos de sobrepeso y diabetes, aunado a la falta de infraestructura para la actividad física”.

Como parte de los datos registrados en la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición, “en México la proporción de casas con televisor es mayor a la de casas con refrigerador. Cerca de 80 por ciento de los adolescentes rebasa el límite recomendable de tiempo frente a la pantalla, que son dos horas al día, lo que trae consigo un comportamiento sedentario”.

Argumedo aclaró que la actividad física incluye cualquier movimiento que aumente el gasto energético. “De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, los niños y adolescentes deben realizar por lo menos 60 minutos diarios de actividad física, de intensidad moderada a vigorosa, para ser considerados físicamente activos y obtener beneficios a la salud”.

Recalcó que como profesores es importante reflejar una vida saludable y generar estrategias que promuevan la actividad física entre los estudiantes, “hacer pausas dentro de nuestras clases en línea para que se levanten, se estiren o permanezcan un tiempo de pie son pequeñas acciones que podemos incluir en nuestra labor”.

Asimismo, enfatizó que el sueño es vital para las funciones cerebrales, pues “no dormir bien o dormir poco afecta el rendimiento de la persona, la capacidad de memoria y el estado de alerta. Como profesores debemos priorizar qué preferimos: que los alumnos adquieran un aprendizaje que sea significativo, que trascienda, o, que resuelvan todas las tareas, aunque los angustiemos, estresemos y tengan que estar toda la tarde sentados frente a la computadora”. 

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