Con su ensayo “Genealogía de la Revolución Terrenal”, una reflexión sobre la necesidad de cambiar lo que nos está llevando a la destrucción, José Emmanuel Villa Espinosa, ahora estudiante del sexto semestre en el plantel Azcapotzalco del CCH, fue el ganador del Premio Universitario de Poesía y Ensayo sobre una Sociedad Sustentable 2021, en la categoría de bachillerato.
“Lo que traté de delinear es cómo a partir de nuestra época moderna, que empieza con el capitalismo primitivo, se afianza la destrucción de nuestro entorno natural, el medio ambiente; empezamos a considerar a la naturaleza como un objeto que puede servir, otro esclavo aparte de la esclavitud que se practicaba entre los humanos”, detalló el estudiante, quien está por definir su futuro profesional entre la Historia y los Estudios Latinoamericanos.
Entrevistado luego de su triunfo, Emmanuel recordó que se interesó en el certamen al ver la convocatoria en las redes sociales del Colegio, “ya venía trabajando ciertas partes, tanto de reflexiones como de antecedentes en los programas de Iniciación a la Investigación que nos brinda el CCH, de ahí vino la espinita de realizar este ensayo y también del apoyo de la maestra Ana Claudia Orozco”.
En estos programas de investigación, expuso, conoció el latinoamericanismo que le ha permitido ver un poco más allá, sobre todo, quería involucrarse en lo que sucede, pues “me motiva saber qué podemos hacer cada quien desde nuestra trinchera, porque si nos quedamos esperando que alguien más lo resuelva, nadie lo va a hacer”.
Agregó: “Al final, todos tenemos un papel, en cada uno reside esa responsabilidad y creo que es una parte que nos falla, en el sentido de que, aunque no lo digo en el ensayo, hemos sido incapaces de hacer una comunidad que logre cambiar el entorno”.
Sobre su paso por el Colegio, recordó que estudió en una primaria particular donde tuvo autonomía de aprendizaje, “luego estuve en una secundaria pública y justo desde ahí empiezo a trabajar, soy una persona que me gusta ir un poquito más allá, aunque sea algo básico… y al llegar al CCH, al tener todo ese abanico de posibilidades, todo se potencializa”, consideró.
Del Colegio, agregó, le gustó la libertad de elegir materias de sus áreas de interés, porque si bien los primeros dos años son de conocimiento general, el tercero se puede explotar más, al escoger lo que ellos quieren y que les gusta, con las bases que ya traen.
También compartió su experiencia escolar durante la emergencia sanitaria y consideró que algo problemático fue la falta de recesos, pues en presencial al menos tenían algunos minutos libres en lo que se trasladaban de un salón a otro; “aquí en casa no te mueves y creo que es una parte trabajosa, pero lo bueno de todo esto es que he podido hacer otro tipo de actividades, como meterme al Programa de Iniciación a la Investigación y leer, no ha sido del todo malo”, opinó.
El año pasado en Jóvenes hacia la investigación se metió a Filosofía, área que le abrió las puertas para enfocarse en lo que estaba trabajando.
Al respecto, dijo, “considero importante hacer accesible el conocimiento, pero que éste no sólo se quede en la teoría, sino que se lleve a la práctica, porque si no, no podemos avanzar, faltan mecanismos para aplicar y relacionarlo con el cambio climático que vivimos. El hacer y pensar en comunidad, todos somos diferentes, pero somos una comunidad, y de esa forma podremos avanzar, de lo contrario no”.
En su opinión, uno de los grandes problemas del país es la sobreinformación, porque eso potencializa las diferencias que tenemos.
Otro, abundó, es que “no se nos enseña a pensar, sino a fragmentar el conocimiento, creo que no hemos podido salir de ahí y es algo sustancial, porque si sólo vemos que la Biología sirve para una cosa y no forma parte de nuestro entorno, o la Filosofía es sólo para cierto sector y nada más, no funciona; debemos ser interdisciplinarios”.
