Las mujeres y los hombres, aunque parezca una obviedad señalarlo, no perciben de la misma manera la violencia de pareja; por lo tanto, las campañas institucionales sobre igualdad de género deben modificarse, tomando en cuenta esa diferencia de perspectivas. Esa fue una de las conclusiones de un estudio entre jóvenes universitarios.
En el marco del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, la Dirección General de Orientación y Atención Educativa (DGOAE) organizó el panel de expertos “Por relaciones de pareja libres de violencia”, en el que se analizaron los resultados de la encuesta Dinámica de las relaciones de pareja en jóvenes universitarios, particularmente de alumnos del bachillerato de la UNAM.
Francisco Javier Lozano, subdirector de Seguimiento Institucional de la DGOAE, presentó los resultados de la encuesta realizada por la Dirección de Evaluación Institucional (DGEI), el Centro de Investigación en Estudios de Género (CIEG) y el Seminario Institucional de la Juventud, con la participación, en febrero de 2018, de 228 profesores del Colegio de Ciencias y Humanidades y de la Escuela Nacional Preparatoria.
El funcionario explicó que los investigadores encontraron resultados muy interesantes y complejos, lo cual generó mucha información para ser interpretada; incluso, datos aparentemente contradictorios. En la mayoría de los casos, dijo, “los hombres consideraron que eran más violentados por su pareja, aunque nosotros esperábamos un resultado diferente, ya que la violencia contra las mujeres es totalmente evidente en nuestra sociedad”.
Ante ello, detalló Lozano, la primera hipótesis, cuyos resultados del cuestionario pudieron confirmar, “es que las mujeres están viendo la violencia en ciertos términos y los hombres en otros; el problema para las mujeres se centra en los mecanismos de control; en cambio, para los hombres la violencia se reduce a cuestiones físicas y sexuales”.
Entonces, mencionó, “la conclusión general a la que se llegó es que los hombres no perciben que ciertas acciones que ellos realizan afectan a las mujeres, por eso se cree que no sólo una campaña, sino las estrategias, deben entender que hombres y mujeres perciben las cuestiones de violencia de manera totalmente diferente”.
Nivel de escolaridad, una clave
Una de las carecterísticas que se debe tomar en cuenta, subrayó Lozano, es que, a diferencia del contexto nacional, en el bachillerato de la UNAM los alumnos provienen de familias en donde los padres tienen una escolaridad promedio de licenciatura.
Y como pauta para la elaboración de estrategias y la campaña de información se debe entender que la primera expresión de la violencia está asociada a mecanismos de control, y una vez reconocido este componente, se podrá tener una estrategia con buenos resultados y evitar el escalamiento de las violencias.
Por su parte, Rosario Valdez, experta adscrita al Instituto Nacional de Salud Pública, reconoció el esfuerzo de las autoridades universitarias para lograr que 17 mil 368 jóvenes del bachillerato fueran la muestra de la encuesta.
Juan Guillermo Figueroa, especialista de El Colegio de México, observó “la pertinencia metodológica de la encuesta al haber contemplado tanto a mujeres como a hombres, pues la reconstrucción de las relaciones no sólo debe provenir de la mujer”.
Finalmente, Irene Casique, del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias (CRIM) de la UNAM, destacó que sólo el 1.8 por ciento de la muestra se asume como homosexual, mientras que el 9.7 como bisexual, “porque, quizás, es más fácil reconocerse bisexual y después, en algún punto, asumirte e identificarse como homosexual”.
