Oriente y Sur abren sus puertas

1972. Se consolida el proyecto

1972. Se consolida el proyecto

El segundo año de vida de la institución inició con una feliz noticia: la UNAM construiría dos nuevos planteles, que llevarían por nombre Oriente y Sur, para atender a 10 mil estudiantes, encabezados por Héctor Hernández Schauer y Aída Flores de Gómez Pezuela, quienes, con alrededor de 200 profesores para las cuatro áreas y cuatro turnos, inauguraron las actividades de las escuelas el 3 de abril de 1972.

Ese año la población de los cinco planteles alcanzó los 40 mil estudiantes. En tanto que los docentes eran 900, quienes, en estadística práctica, reflejaban ser mayoritariamente pasantes de los últimos grados de licenciatura, seguidos en menor escala por los recién titulados, y otra estrecha franja, pero significativa, por académicos con maestrías, y por lo menos un doctor en el plantel Naucalpan. Además de que la planta docente estaba conformada por más mujeres que hombres. Con apenas estos datos, se podía tener una primera impresión de la gran foto familiar en la que el Colegio de Ciencias y Humanidades se estaba convirtiendo con sus cinco planteles.

A manera de desglose, en Azcapotzalco, Naucalpan y Vallejo, un alto porcentaje de alumnos había aprobado el año anterior las materias de Matemáticas I y II, Física I y Química I, Historia Universal, Moderna y Contemporánea e Historia de México I, los talleres de Redacción I y II, así como de Lectura de Clásicos Universales y Clásicos Españoles e Hispanoamericanos, e idiomas. Las excelentes y buenas notas académicas lucían con decoro en las tiras de materias, asentadas con máquina de escribir o de puño y letra de los encargados de poner las calificaciones finales.

El inicio del nuevo año escolar significaba para esos miles de alumnos el reto de salir airosos de las materias que conformarían el tercero y cuarto semestres, para lo cual los maestros ya habían trabajado, entre otras cosas, en organizar las clases, elaborar antologías, folletos y demás materiales didácticos que su entelequia les permitía ejecutar de manera audaz.

En tanto que los nuevos de Oriente y Sur tomaban las materias que habían aprobado sus antecesores, con sobrada determinación, por los constantes y buenos estímulos que aportaban sus noveles profesores.

De las acciones efectuadas en las nuevas escuelas del CCH sobresalieron, en el plantel Oriente, el programa de reforestación para contribuir al incremento de áreas verdes y evitar las tolvaneras en el lugar.

Para ello, se solicitó el apoyo de la Escuela Nacional de Agricultura (Chapingo), para que analizara el suelo y recomendara el tipo de árboles que deberían sembrarse; además con profesores y alumnos se propuso formar el Club amigos del árbol, para apoyar y ver la manera de resolver los problemas de riego de las áreas verdes, pues escaseaba el agua por el lugar, dijo Héctor Hernández Schauer, titular del centro educativo.

Otro punto por destacar fue el impulso al deporte que se dio en el plantel, pues se pidió a los profesores de educación física no sólo “formar quipos, organizar concursos o arbitrar partidos, sino transmitir todos los conocimientos que poseen a los alumnos”, aseveró el funcionario, quien en su momento explicó que, gracias a la Unión de Permisionarios de la ciudad, se introdujeron cuatro líneas de camiones para resolver el problema de transporte.

Por su parte, Aída Flores de Gómez Pezuela, titular del plantel Sur, resaltó que se logró un permiso para que los alumnos de la escuela hicieran uso de las instalaciones de la Villa Olímpica y Ciudad Universitaria.

“Los alumnos pueden practicar atletismo, gimnasia, natación y voleibol en dichas instalaciones y cuentan para ello con la ayuda de nueve de los 100 profesores que laboran dentro del plantel”, explicó. Por último, dio a conocer que se llevaron a cabo pláticas con la Unión de Permisionarios del Transporte, para arreglar que otros autobuses prestaran sus servicios pues no son pocos los de las rutas de Insurgentes -Bellas Artes y los de la terminal del Paseo del Pedregal.

Cabe destacar que en los cinco planteles continuaban los trabajos de construcción de los demás edificios y espacios que conformarían los centros escolares. El cierre del año concluyó con la triste noticia para el Colegio, de que su fundador, el doctor Pablo González Casanova, renunció a su cargo, el 7 de diciembre, entre otros aspectos, por los diversos problemas surgidos con representantes sindicales de empleados y profesores, quienes lo presionaron a que aceptara sus demandas laborales, situación que no ocurrió.

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