Una veintena de catapultas de diferentes tamaños y materiales, que evocaban a aquellos utilizados en combates de la antigüedad y medioevo, fueron los artefactos para poner en práctica los conocimientos adquiridos en las clases de Física y Matemáticas.
Elaborados con madera, metal o plástico, con ligas o resortes, dichos mecanismos tuvieron el reto no de derribar alguna pared, sino de lanzar una pelota de tenis a 30 metros de distancia e introducirlo en un cesto de 28 centímetros de diámetro y 35 centímetros de altura.
El desafío formó parte del Segundo Concurso de Catapultas CCH 2024, que organizó el profesor Juan Manuel Ignacio Álvarez, del Área de Ciencias Experimentales, del turno vespertino del plantel Naucalpan; acompañado de los docentes César Gregorio López Arvizu, Arturo Javier Hernández Guarneros y Víctor Manuel Fabián Farías.
La prueba, que se desarrolló en las canchas deportivas del referido centro escolar, fue superada con dos encestes por la catapulta diseñada y construida por los alumnos Maximiliano Chino Barrios, Said Alejandro de la Cruz Gómez, José Luis Cayetano Sánchez, Fátima Molina Valeriano, Isaac Jurek García Ávila y Ángel Alexander Colín González, de quinto semestre.
El segundo lugar, que no logró encestar pero que se aproximó al objetivo, correspondió a los estudiantes: Leonardo Yáñez Villalobos, Manuel Jiménez Cruz y Osvaldo Villegas Rodríguez. Por último, el tercer sitio fue al Mejor Diseño de Catapulta elaborada por Sara María Hurtado González, Ámbar Paola González Baltazar y Juan Antonio López Campean.
Con el diseño de estos mecanismos los estudiantes aplicaron, entre otros saberes, la ley de Hooke en cuanto al uso de los resortes o ligas, también conocimientos de matemáticas como el tiro parabólico, contemplar aspectos como la fuerza, resistencia, velocidad del viento, el peso de la pelota, aplicar cálculo diferencial y exponencial, explicó el profesor Juan Manuel.
“En mis clases tengo catapultas chicas, del tamaño de una laptop, y mis alumnos ven cómo funcionan, cada una tiene lo suyo, ángulos distintos, un resorte de una posición particular, etcétera. Es decir, observan que son conocimientos multidisciplinarios. Pero, sobre todo, busco quitarles la idea de que son ciencias complicadas y llevar la teoría a la práctica”, comentó.
Aunado a lo anterior, el académico anunció que se dará seguimiento a los artefactos ganadores, de modo que se mejoren para otros concursos fuera del CCH.
Un gran reto
Para el alumno Maximiliano Chino Barrios dicha experiencia lo llevó a considerar más cómo es que los romanos y hombres de antiguas civilizaciones elaboraban catapultas a mano: “nosotros ya estábamos sufriendo con un taladro, no quiero imaginarme en ese entonces cómo las llevaban a cabo y a escalas mucho mayores, pues les servían para derribar muros”, dijo.
Junto con sus compañeros de equipo, comentó que para realizar la catapulta tuvieron que investigar más sobre el tiro parabólico y la tensión, así como los ángulos para que el lance alcanzara los 30 metros e hiciera el arco completo.
El concurso culminó con la entrega de premios a los primeros tres lugares a cargo de la secretaria general del plantel, Berenice Ruiz Melgarejo, quien destacó la creatividad y los conocimientos aplicados por los estudiantes, así como su determinación para demostrar ante sus pares su ingenio.
Busco quitarles la idea (a mis alumnos) de que son ciencias complicadas y llevar la teoría a la práctica”.
Juan Manuel Ignacio Álvarez
Docente del Área de Ciencias Experimentales
Ya estábamos sufriendo con un taladro, no quiero imaginarme cómo llevaban a cabo (las catapultas) y a escalas mayores”.
Maximiliano Chino Barrios
Ganador del primer lugar