arquitectura

Espacios funcionales llenos de fulgor

Se puede disfrutar al leer, escribir o trabajar

Espacios funcionales llenos de fulgor
Se puede disfrutar al leer, escribir o trabajar

“La luz natural revela y enaltece los espacios arquitectónicos, convirtiéndose, por sus características físicas, en un elemento más de composición y confort”, sostuvo Cecilia Guadarrama Gándara, profesora de posgrado de la Facultad de Arquitectura de la UNAM, en la conferencia “La luz en la arquitectura”.

Parte del objetivo de utilizarla en proyectos arquitectónicos, dijo la docente, consiste en “crear espacios de disfrute sin excesos de contrastes, brillos y con comodidad técnica, ya que cuando los usuarios disfrutan de los espacios y desarrollan adecuadamente sus actividades visuales, como leer, escribir o trabajar, logran una sensación de bienestar y un mejor desempeño escolar y laboral”.

En las décadas de los años sesenta y setenta en Estados Unidos, explicó, “se recomendaba que las escuelas no tuvieran ventanas, para evitar el deslumbramiento natural y que los alumnos se distrajeran con lo que ocurría en el exterior; hoy es lo contrario. Estudios han comprobado que el desempeño de los estudiantes es mucho mejor en las aulas donde incide la luz natural de manera adecuada”.

Lo mismo pasa en los edificios comerciales y de oficinas con horarios diurnos, detalló, “donde se ahorran del 20 a 40 por ciento en consumos de luz artificial; otro ejemplo ocurre en los hospitales donde los pacientes que reciben luz natural y pueden ver al exterior se recuperan más rápido”.

Si entendemos que los objetos arquitectónicos construidos modifican el paso de la luz reflejándola, absorbiéndola y transmitiéndola, afirmó Guadarrama, “comprenderíamos la importancia que tiene diseñar arquitectura contemplando la luz natural del lugar”.

En la charla virtual organizada por el Museo de la Luz, dentro del programa Diálogos de ciencia, arte e historia, la especialista comentó: “Reconocemos a grandes arquitectos como Alvar Aalto, Louis I. Kahn y Luis Barragán, entre otros, que presumen haber diseñado considerando la luz natural y quienes nos maravillan con sus obras, principalmente por los contrastes, las sombras y las tonalidades lumínicas que percibimos de ellas. Al incorporarla en su quehacer profesional han proyectado ambientes que captan la atención de las personas, por su perfecta interacción que incide en superficies y acabados que componen el espacio arquitectónico”.

Guadarrama definió la luz natural como “un recurso inagotable generado por el Sol que llega a la Tierra y se divide en tres flujos: luz difusa, de la bóveda celeste; luz directa, que son los rayos solares, y la luz global, que es la suma de las anteriores”.

Su importancia, enfatizó, “radica en que nos permite reconocer visualmente nuestro entorno, brinda información sobre la hora del día, estación del año y condiciones atmosféricas del sitio, entre otros más. Su uso adecuado y aprovechamiento genera, por un lado, un ahorro energético y, por ende, un menor impacto en el medio ambiente; además, enaltece y embellece el objeto arquitectónico y con esto enriquece la experiencia humana, aportando bienestar y propiciando la salud de los humanos”.

La luz es la parte de la radiación electromagnética que puede ser percibida por el ojo humano. En física, el término luz se considera como parte del campo de las radiaciones conocido como espectro electromagnético, mientras que la expresión luz visible señala específicamente la radiación en el espectro visible. La luz, como todas las radiaciones electromagnéticas, está formada por partículas elementales desprovistas de masa denominadas fotones, cuyas propiedades, de acuerdo con la dualidad onda-partícula, explican las características de su comportamiento físico.

La doctora Guadarrama Gándara es arquitecta por la Facultad de Arquitectura de la UNAM. Se tituló con honores por su tesis, la cual recibió el Premio Abraham Zabludovsky. Cuenta con una maestría y un doctorado enfocados en la investigación de la luz natural en la arquitectura. Desde finales de 2014, la Facultad de Arquitectura la nombró profesora ordinaria de carrera asociado “C” de tiempo completo.   

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