En los últimos años, el amor y el enamoramiento han sido objetos de estudio de la neurociencia, la cual ha aportado conocimientos valiosos sobre mecanismos biológicos que subyacen en estas experiencias humanas; sin embargo, este fenómeno biológico también está influenciado por construcciones sociales y culturales, entre ellas, los mitos del amor romántico, afirmó Adriana Belém Jiménez Vega durante su ponencia “La neurociencia del amor y el enamoramiento: una mirada desde la perspectiva de género”.
En su presentación, la profesora del Área de Talleres de Lenguaje y Comunicación comentó que los mitos sobre el amor romántico refuerzan desigualdades de género, por lo que explicó la intersección entre la neurociencia del amor y los discursos socioculturales.
La maestra cuestionó al público sobre el por qué se ama y los motivos para elegir a una persona. Refirió que la neurobiología del amor estudia y analiza las reacciones del cerebro y el sistema nervioso ante el fenómeno del amor y el enamoramiento.
Al continuar con su exposición y explicar las zonas cerebrales, habló de aquellas que están implicadas en el deseo, entre ellas la zona frontal (ayuda a la toma de decisiones) y la amígdala (procesamiento de emociones).
Apoyada por algunos videos, la ponente resaltó que el amor puede dividirse en categorías: atracción, amor romántico –etapa inicial o enamoramiento–, apego y la estabilidad. Por ello, señaló que el amor romántico provoca la liberación de diversos neurotransmisores como dopamina, serotonina y norepinefrina que se relacionan con el sistema de recompensa en el cerebro.
Remarcó que la dopamina es el principal neurotransmisor implicado en la sensación de enamoramiento que se produce al interior de las neuronas dopaminérgicas –zona del tallo– cerebral, responsable de reproducir “las moléculas de la felicidad”.
Por último, consideró importante eliminar las ideas de que el sufrimiento es parte inherente del amor y justifica la permanencia de relaciones abusivas.
“El amor como sacrificio es una idea falsa que se ha inculcado históricamente, limita la autonomía”, finalizó.