Cuando entré al CCH empecé a experimentar cosas totalmente nuevas, como la vez que me rompieron el corazón o cuando aprendí a tomarme una caguama de un trago porque estaba dolido; empecé a tener mis primeras salidas con amigos o “ligues”, aunque esto último casi siempre me salió mal.
Estas experiencias me fueron formando como persona, mientras iba aprendiendo a controlar mis emociones. Siempre me ha gustado la música y aprendí a tocar la guitarra con videos de YouTube, luego empecé a dominar más instrumentos como el bajo o la batería, lo que me llevó a empezar un proyecto musical llamado Tardes Grises, para expresar lo que sentía y plasmar recuerdos.
Decidí llamarlo así porque está formado de momentos grises, tardes de soledad, porque así me sentía. Con la pandemia encima, el no salir ni ver a mis amigos, hicieron que mis días se volvieran repetitivos, sólo veía que la gente se enfermaba y que no pasábamos del semáforo rojo; me tocó perder un familiar a causa del Covid y esto significó mucho, al punto de ya no querer vivir.
Poco a poco me empecé a alejar de las cosas que me gustaban, de las personas cercanas; la escuela pasó a segundo plano y, sinceramente, ya todo me daba igual. No hablaba con nadie del tema porque sentía que iban a minimizar mis sentimientos y preferí callar.
Empecé a escribir sobre cómo me sentía, a crear canciones para mí y las palabras que me hubiera gustado escuchar. Empecé a trabajar en mí y me di cuenta de que hay muchos motivos por los cuales seguir aquí.
Luego decidí grabar mis canciones en el estudio de un amigo y lo que al principio parecía un pasatiempo, ahora es un trabajo. Es un poco extraño ver que las letras que escribí cuando me sentía solo y triste (las cuales creía que eran personales) se volvieron algo que te conecta con quien hoy siente lo mismo.
Tardes Grises tiene más de 23 mil reproducciones en Spotify, la verdad es algo que no imaginé y la prueba de que si haces lo que te gusta y eres sincero con lo que sientes, puedes alcanzar las cosas que quieras.
Ahora veo el mundo desde otra perspectiva, me di cuenta de que no está mal buscar ayuda cuando te sientes mal y siempre es bueno hablarlo porque te sirve de desahogo. (*) Alumno de sexto semestre.
