A lo largo de la historia del feminismo han existido diferentes puntos en su agenda, todos ellos encaminados a dirimir la desigualdad en la que vivimos mujeres y hombres. En el siglo XXI la agenda del feminismo apuesta por la igualdad sustantiva, referida al goce de derechos y oportunidades sin distinción de género.
A partir de dicha agenda en favor de la igualdad sustantiva, a nivel internacional la UNESCO ha promovido en su su agenda de desarrollo 2030 la igualdad de género, como una prioridad global en favor del cuidado de los derechos humanos y particularmente de las mujeres y las niñas.
La UNESCO recomienda insertar en el sector educativo acciones encaminadas a la inclusión, equidad, calidad y aprendizajes para la vida, aunado a ello, en México, como en el resto de América Latina, la organización de mujeres -académicas, investigadoras y estudiantes de diferentes universidades y facultades ha hecho hincapié en la incorporación de la perspectiva de género y problemáticas particulares de las mujeres en los planes curriculares de diversas licenciaturas.
En el caso de la UNAM, se ha buscado institucionalizar la perspectiva de género a través de diversas acciones, como la modificación de los artículos 95 y 98 del Estatuto universitario, para determinar cualquier acto de violencia como grave y determinar los tipos de sanciones a los casos de violencia y en particular de la violencia por razones de género; además, en diferentes licenciaturas se han incluido en sus planes de estudio asignaturas referentes a la igualdad de género.
De ahí que el Colegio de Ciencias y Humanidades se sumara a estas iniciativas para situarse como una institución pionera en Educación Media Superior, en incorporar estas temáticas en la formación integral de las y los estudiantes de bachillerato, tanto con una asignatura de igualdad como en la preocupación por transversalizar la perspectiva de género en sus áreas de conocimiento y que sin duda será referente para la Educación Media Superior en México.
Es fundamental partir de la agenda del feminismo para continuar reflexionando sobre las políticas públicas impulsadas a nivel institucional para contribuir a la conformación de una sociedad más justa, igualitaria e incluyente, con la intención de vindicar el feminismo en la incorporación de estas temáticas en el centro de debate de las políticas educativas a nivel global y local, que nos permita comprender que desde las genealogías y epistemologías feministas es que hoy hemos llegado hasta aquí y que actualmente podamos hablar de que la utopía feminista es una topía, es decir, una realidad, como lo diría Marcela Lagarde.
La genealogía de las mujeres ha permitido visibilizar la conquista de nuestros derechos como humanas, que llegó a uno de sus puntos más importantes con las diferentes cumbres internacionales a finales del siglo XX. Desde 1993, con la cumbre de Viena, donde se planteó por primera vez, como agenda mundial, la agenda del feminismo, sustentada en el primer derecho humano de las mujeres que es el derecho a la vida, pero no sólo a vivir, sino a vivir una vida libre de miedo y de violencia, ratificado en la cumbre de Beijing, en 1995.
Así cuando hablamos de igualdad, hablamos de derechos humanos de las mujeres, donde todas, sin distinción de clase, etnia o edad, estemos investidas de derechos plenos.
En síntesis, la agenda del feminismo del Siglo XXI, se basa en el goce pleno de los derechos de las mujeres, con igualdad sustantiva, pues no debemos olvidar que continúa siendo la desigualdad la raíz del feminismo.
Mientras sigan existiendo mujeres excluidas, sin historia, pero sí con destino a la privación de sus libertades, iniciando por el derecho a la vida y no sólo a vivir, sino a hacerlo de manera libre y sin violencias, el feminismo como movimiento social y como teoría política sigue vigente, con sus vanguardias y sus múltiples maneras de actuar para transformar el orden existente en cuyo marco, la educación cobre un papel central.
