La cuestión de género en la máxima casa de estudios se tiene que transversalizar, opinó Marta Lamas, reconocida etnóloga e investigadora del CIEG, al participar en el conversatorio “Jóvenes, Igualdad y Género”, quien compartió con los cecehacheros sus experiencias como feminista.
“Todas las licenciaturas tendrían que entender cómo es el género, internalizar las ideas de que es lo propio de las mujeres y de los hombres, la feminidad y la masculinidad; ya tenemos una maestría en Estudios de Género y el año que entra se abre el doctorado”, destacó en la sesión.
Lamas narró a los cecehacheros cómo llegó al feminismo y cómo ha dividido su vida entre el activismo, la política y la academia, pues tras ingresar en 1966 a Antropología, le tocó vivir el Movimiento del 68 y desde 1971 se involucró con la cuestión feminista.
Fue hasta 2003 que regresó a la UNAM para concluir la carrera de Etnología y luego, en 2012, lo hizo para estudiar un doctorado.
Por eso, lanzó un llamado a las y los jóvenes del Colegio para que aprovechen ahora para terminar sus estudios, sin distracciones, y encontrar su empleo ideal, que es aquel que les permita desarrollar saberes.
En ese sentido, la autora de 11 libros citó al filósofo francés Bernard Stiegler, especialista en el estudio de las subjetividades de las personas y los procesos de individuación que, como estudiantes deben estar viviendo, y quien afirma que “los jóvenes deben tener muy claro el trabajo que desean hacer en la vida y distinguirlo del empleo que pueden conseguir”.
Porque trabajo, dice, es lo que les permite adquirir o desarrollar saberes y a través de estos saberes individuarse, es decir, hacerse un lugar en la sociedad, como productor y no sólo como consumidores, que encuentran en su empleo una ganancia, que les da un poder de subsistencia o de compra.
La individuación es aquello que aporta el trabajo y consiste en actuar en el mundo para transformarlo a partir del saber que cada quien tiene, ese es el saber que tenemos que desarrollar, explicó a los estudiantes.
“En mi vida se ha mezclando mi activismo como feminista y ahora la academia, que es muy reciente, entonces quiero decirles que no soy el mejor ejemplo, pero ustedes aprovechen que ahorita no hay nada que los distraiga y pueden terminar sus carreras, encontrar esa vocación y ese trabajo del que habla Stiegler, que dé sentido a su vida”.
A ella, dijo, le dio mucho sentido el feminismo y ha logrado darle un giro al irse a la academia.
“Ojalá ustedes puedan encontrar qué les da sentido. Qué quieren aprender, cuáles son los saberes que los mueven para, a partir de ahí, desplegar todas sus posibilidades, puntualizó la coordinadora del Seminario Universitario de Modernidad, Versiones y Dimensiones de la UNAM.
A los jóvenes del plantel Sur les causó curiosidad, en particular, su investigación de 2008 sobre la primera Clínica que interrumpía embarazos, cuando se legalizó el aborto en 2007, “me interesaba saber qué pasaba por la cabeza de los médicos y encontré cosas muy interesantes: que la mayoría de los doctores y las enfermeras tenían muy claro que estaba bien la legalización”.
La autora de más de 150 ensayos publicados destacó que actualmente está sacando una reedición que incluye los estados que se han sumado y el retroceso que se dio en Estados Unidos. También hizo una investigación sobre Trabajo Sexual, son investigaciones que le apasionan y le han abierto las puertas de la UNAM.
Ante la pregunta de si la llegada de una mujer a la rectoría podría mejorar situación de igualdad y violencia de género, respondió “no creo que el cuerpo de las personas ayude a cambiar la situación de desigualdad, yo creo que es la cabeza, quiero que llegue un ser humano feminista comprometido con cambiar la desigualdad de género”, concluyó la investigadora del CIEG.
