Regreso1

Por fin cecehacheros a cabalidad

Atienden las medidas sanitarias del protocolo

Por fin cecehacheros a cabalidad
Atienden las medidas sanitarias del protocolo

Miles de jóvenes, entre emocionados y nerviosos, retomaron su actividad escolar en la modalidad híbrida en los cinco planteles del Colegio de Ciencias y Humanidades, atendiendo cada una de las medidas sanitarias establecidas en el Protocolo aprobado para su regreso seguro y evitar contagios por Covid-19.

La semana del 10 al 14 de enero tocó el turno a los jóvenes de la generación 2022, quienes ingresaron al Colegio el año pasado, pero que debido a la pandemia no habían conocido sus planteles, salvo por los breves recorridos programados para recoger su credencial en octubre pasado.

El desfile comenzó desde temprana hora, cuando en el transporte público o vehículos particulares los estudiantes fueron arribando a sus planteles, bien abrigados y protegidos con cubrebocas, algunos incluso con caretas, apresurando el paso para, por fin, cumplir su sueño de hacer suyas las aulas.

Aunque el cubrebocas impedía ver parte de sus rostros, era innegable que permeaba un ambiente de emoción entre los estudiantes, aquella que contuvieron durante los meses en que, aunque ya cursaban su bachillerato, sólo se miraban por la pantalla de un dispositivo digital.

Unos sonrientes, otros con mirada sorprendida o expectante, pero todos animados por la felicidad que les produjo romper con el encierro y tener contacto presencial con sus compañeros de generación, fueron desfilando por las entradas de los planteles, con su metro y medio de distancia, directo al despachador de gel.

A la distancia y con cubrebocas les costaba trabajo reconocerse, pero poco a poco se fueron ubicando; se alzaban las cejas, se saludaban levantando las manos, chocaban los puños o hacían leves contactos con el codo, mientras se alistaban para ingresar, echándose un poco de alcohol gel, como para conjurar el peligro y sentirse a salvo una vez que transitaran camino a sus salones.

 

Los reciben con emoción, aplausos y goyas

En Azcapotzalco, espacios como la biblioteca o el centro de cómputo fueron de los primeros en recibir a los chicos, quienes, sin poder ocultar su emoción, fueron formando pequeños grupos, ansiosos por reconocerse fuera de los dispositivos electrónicos y escucharse de viva voz, sin micrófonos ni interrupciones de señal de internet.

Escenas similares se vivieron en Naucalpan, donde la emotividad llegó a tope con la entonación del ritual ¡¡Goooya, Goooya, Cachún cachún ra ra, Goya… Universidad!! de parte de padres, maestros y demás comunidad, con el que ingresaron los primeros alumnos de segundo semestre, quienes, tras aplicarse gel desinfectante, iniciaron la marcha rumbo a su destino: los salones, para tomar las primeras clases en modo presencial de su bachillerato.

En Vallejo el paso de los alumnos se extendió hasta las canchas, donde a pesar del frío y la incomodidad del cubrebocas, los jóvenes comenzaron a hacer calistenia y a estirarse; a trotar y a sentirse libres, sin la limitación de un asiento y una pantalla, como había ocurrido durante su anterior semestre.

Mientras, en las aulas y otros espacios, los maestros se mostraban complacidos con recibir alumnos interesados, receptivos y participativos, animados ante esta nueva normalidad que, bajo la guía de sus maestros y autoridades, irán construyendo a lo largo de lo que les resta de su bachillerato.

En Oriente el movimiento no fue menor, estaba oscuro cuando, bien enchamarrados, comenzaron a ingresar para apoderarse de su identidad cecehachera, pues, aunque ya contaban con una credencial que así los acredita, no habían tenido el placer de vivir este espacio y hacerlo suyo, aunque sea por una semana, por el momento, mientras las condiciones sanitarias obliguen a adoptar la modalidad híbrida.

Largas filas de alumnos y alumnas marcaron el inicio de este regreso paulatino, ordenado y voluntario a las aulas que, en pocos minutos, fueron ocupadas por los chicos y chicas que, con sus primeras clases, volvieron a llenar de vitalidad los espacios cecehacheros.

En pasillos y patios de todos los planteles se respiró optimismo, la esperanza de que, sin bajar la guardia, las cosas estarán bien y poco a poco podrán retomar sus vidas, comenzar a hilvanar sueños y recorrer el camino que les resta de este bachillerato que les promete prepararlos para ser mejores, crecer y enfrentarse al mañana.

Con información de Josué Bonilla, Isabel Alcántara, Porfirio Carrillo, Hilda Villegas y Carmen Varela.

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