La estructura ósea de uno de los cetáceos más grandes que habita la Tierra, el cachalote, dio la bienvenida a los estudiantes del Colegio de Ciencias y Humanidades, plantel Sur, y a sus profesores, al Pabellón Nacional de la Biodiversidad (PaBio), perteneciente al Instituto de Biología (IB) de la UNAM.
El ejemplar marino es tan sólo una pequeña parte de lo que el recinto ofrece a sus visitantes en sus más de 12 mil metros cuadrados, un espacio que alberga, en tres niveles, cinco colecciones biológicas: peces; anfibios y reptiles; aves; mamíferos, y maderas; laboratorios de investigación, una biblioteca digital y una zona de exposición temporal.
Como parte de la visita, los estudiantes participaron en la charla “Cactáceas vemos, raíces no sabemos”, a cargo de Ulises Rosas, del IB, quien compartió parte de las investigaciones que junto a sus colegas realiza para conocer más sobre una de las especies que caracteriza el suelo mexicano.
Al referirse a la especie compartió que ésta pertenece a una de las más ricas en diversidad, por ejemplo, en el caso del género de cactus Mammillaria se tiene registro de más de 300 especies, y de Opuntias, donde se incluyen los nopales, hay alrededor de 120 tipos.
Recordó que, de manera histórica, esta especie vegetal la podemos encontrar como parte de la identidad mexicana, como se observa en el lábaro patrio, pero también fue registrado en códices, como el de la Cruz-Badiano, del siglo XVI.
También hay datos de la Real Expedición Botánica a Nueva España, en el siglo XVIII, donde Martín de Sessé, catedrático de botánica en la Real Universidad de México, y José Mariano Mociño, naturalista y médico novohispano, hacen un recuento de la biodiversidad que se encontraba. Asimismo, recordó a Helia Bravo, pionera en los estudios sobre biología en México, particularmente sobre las cactáceas.
Sobre los trabajos actuales en torno a estas especies, el académico compartió que se ha dedicado, junto a otros grupos de especialistas, a investigar sobre las raíces que tienen la función de almacenar nutrientes, así como realizar absorción, transporte, sujeción e interacciones. También se enfoca en el ciclo de vida, a la arquitectura de la raíz, asociaciones bacteriales y el uso del metabarcoding.
Después de la exposición, que incluyó un breve diálogo con el especialista, los jóvenes conocieron algunas de las salas de exhibición enfocadas a los naturalistas, que en diferentes épocas estudiaron el entorno natural y legaron a las generaciones futuras los primeros indicios de sus investigaciones, como fueron los gabinetes de curiosidades, colecciones científicas, manuales, pues, así se documentaba, incluso pulgas vestidas.
No podía faltar la sección sobre la riqueza natural de México, donde se informa que el país ocupa el tercer lugar a nivel mundial en especies de mamíferos, el quinto en plantas, anfibios, y reptiles; el onceavo en aves, pero también se hizo referencia a aquellas especies en peligro de extinción, como son el lobo mexicano, la vaquita marina, entre otros.
En la sección Árbol de la vida se estudia en qué parte del sistema natural se encuentra el ser humano, asimismo, se destaca la interconexión entre las especies, incluida la humana, y que es parte de ese entramado.
Se enfatizó a la urgencia de aprender a coexistir de manera armónica con el resto de las especies y ecosistemas; desafortunadamente, se está transformando y destruyendo el ecosistema a una velocidad impresionante y la pérdida de especies se estima es 35 veces más alta de lo que se había pensado, lo cual tendrá repercusiones para nuestra especie, por lo que se hizo una invitación a cambiar los estilos de vida actual.
En este sentido, Karla María Castillo Espinoza, profesora del plantel Sur, compartió que la visita al Pabellón permite a los estudiantes conocer aspectos sobre la historia de la ciencia y cómo se hace, además de aprender de los naturalistas. No obstante, también se busca quitar estereotipos y retomar los aspectos de biodiversidad, los niveles de organización biológica, entre otros.
Además, agregó, este tipo de actividades les ayuda a descubrir a las y los alumnos qué les gusta o incluso qué no les gusta de la ciencia, cuestión importante para cuando tengan que decidir si estudian alguna carrera de esa área.
Sin duda, señaló la profesora Aimée Estrada, en el Pabellón los jóvenes ven una muestra representativa, no sólo de un museo sino el trabajo de investigación que se realiza.
“Esta visita apoya no sólo de manera disciplinar, sino también experiencial; hablar de la parte teórica en el aula, puede darles a los alumnos una visión muy general de los procesos de las especies, pero observarla, verlas, y quizás tocarlas, les da un aprendizaje mucho más vivencial y significativo. También el hecho de que aquí se hace investigación les da una visión más real de lo que se puede hacer desde la ciencia”.
“Me gustó la charla sobre las cactáceas y en el recorrido me encantó la sección del “Árbol de la vida”. No conocía el museo, espero regresar y conocer más sobre biología”, refirió la alumna Ana Carol Lara Martínez.
Por su parte, Israel Flores, estudiante, destacó que fue interesante y divertido ver todas las especies con las que cuenta el país.
“Es la primera vez que vengo a este museo y me gustó; la parte que me interesó más es sobre las especies endémicas de México, específicamente sobre el lobo mexicano”.
Finalmente, la alumna Aimée Álvarez dijo que fue muy interesante conocer más sobre las especies animales y vegetales:
“ya había venido antes, pero no había tenido la plática de un guía. Me impactó la situación de la vaquita marina, creí que había más ejemplares, pero quedan pocas y prácticamente están extintas”.
La visita al Pabellón formó parte de las actividades que organiza la secretaría de Servicios de Apoyo al Aprendizaje del CCH a través del Departamento de Difusión de la Ciencia y el Siladin Central, junto con el Programa de Jóvenes hacia la Investigación en Ciencias Naturales y Matemáticas. En esta ocasión acudieron ¡los grupos de las profesoras Karla Castillo y Aimée Estrada, correspondientes a la asignatura de Biología I y III. También asistió la coordinadora del programa en el plantel Sur, Marina Ruiz Boites.
