Ecosistemayética

La Tierra es un sistema complejo

Se deben buscar métodos de producción menos violentos

La Tierra es un sistema complejo
Se deben buscar métodos de producción menos violentos

La compleja relación entre la ética y la naturaleza plantea problemas desde su origen. A pesar de que Aristóteles concibiera al ser humano como un animal perteneciente a la naturaleza, y consideraba que plantas, animales y seres humanos tenían alma, habría establecido una diferencia específica.

La nota distintiva del ser humano, la racionalidad, se convertiría en una diferencia esencial. La racionalidad traza una condición privilegiada entre la naturaleza humana y la naturaleza no humana, cuyos fines y capacidades son distintos. Incluso, se puede decir que esa diferencia intenta justificar una relación de superioridad y de subordinación.

En el siglo XV, Pico della Mirandola identificará esta diferencia con el potencial humano de la libertad, al extremo de ser una criatura a quien Dios no dotó de capacidades específicas y le concedió el don de la dignidad para ser todo lo que quisiera ser.

Estas notas distintivas fueron respaldadas durante la modernidad para concebir la ética como exclusiva para los seres humanos, puesto que sólo se pueden asumir obligaciones, compromisos, lealtades y responsabilidades entre seres humanos. De ahí que el primer obstáculo para una ética de la naturaleza reside en el antropocentrismo.

Incluso, el filósofo alemán Hans Jonas, quien fue pionero en la defensa de la naturaleza, propuso un imperativo de responsabilidad por el deterioro ambiental en función de la preservación de la humanidad.

En tiempos recientes se ha problematizado el antropocentrismo para extender las obligaciones y responsabilidades hacia los animales, en un caso, y hacia la naturaleza en un sentido más amplio.

Un tipo de antropocentrismo sobrestima la libertad y el pacto social para garantizar la cooperación de los individuos en las comunidades, pero ni la flora, ni la fauna tienen capacidad para formar parte de una comunidad o seguir el pacto social ¿Esta es una razón suficiente para verlos como recursos al servicio de los seres humanos?

A diferencia de los contractualistas, Peter Singer propone el principio de “igual consideración de intereses” como la base de una ética animal.

Una nota que compartimos con los animales es nuestra capacidad de sentir y sufrir, de modo que, si nosotros estamos obligados a no causar dolor y sufrimiento a los seres humanos, bajo el esquema de igual consideración de intereses no sería difícil que estuviéramos obligados a no causarles dolor o sufrimiento a los animales.

Aún más, si pensamos en la diferencia entre los deseos y las necesidades podemos reconocer que los deseos son estados mentales, mientras que las necesidades son aquello que se requiere para vivir y no dependen de un estado mental.

Con base en este supuesto, una teoría defensora de la Tierra bien podría argumentar que el agua es una fuente de vida que no podemos derrochar o agotar en función del principio de igualdad de intereses para los seres humanos, la flora y la fauna del planeta.

Otras teorías muestran que el problema es mucho más complejo por la interacción entre la naturaleza y las acciones humanas destinadas a producir bienes de sobrevivencia y beneficios económicos.

Para Aldo Leopold, la ética de la Tierra propone una crítica mucho más amplia al antropocentrismo, puesto que el antropocentrismo también tiene raíces en la economía que define la Tierra como un “recurso” disponible para su explotación y para obtener ganancias económicas.

Asimismo, Leopold problematiza los límites del conocimiento sobre el funcionamiento y las interacciones de la naturaleza.

En su teoría formula una imagen de la naturaleza como una pirámide con múltiples interacciones y capas de las cuales se pueden derivar tres conclusiones: la Tierra es un sistema complejo que no se reduce al suelo; las plantas y los animales nativos mantienen abierto el circuito de energía, mientras que fauna y flora no nativos causan desequilibrios y las intervenciones por los seres humanos provocan condiciones diferentes a los cambios evolutivos con efectos imprevisibles.

Aunado a esto, hay que mirar el problema de los efectos sociales, económicos y medioambientales de nuestras formas de vida, de modo que buena parte de los argumentos de Leopold están dirigidos a buscar métodos de producción y de relaciones con la naturaleza que sean menos violentas y de menor desgaste de la Tierra.

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