Cursar un Estudio Técnico Especializado (ETE) implica un compromiso, ya que requiere un esfuerzo extra, pero al final representa una estrellita más en nuestro currículum. Por ello, me gustaría compartir mi experiencia.
Mi inicio en el ETE fue una afortunada casualidad, ya que necesitaba cubrir horas entre mis clases ordinarias y, a la vez, dedicarle tiempo a mi pareja de ese entonces, ya que ella estaba en otro horario.
Así, encontré esta gran oportunidad para invertir mi tiempo en algo que enriquecería mis conocimientos y fuera útil para la vida profesional.
Quiero mencionar que una carrera técnica es un reto que marca la diferencia, ya que se doblan esfuerzos, se llevan más materias de manera extracurricular en un año.
Al término del ETE cada uno se introduce en el campo laboral, ya que se realizan prácticas profesionales. En ellas se ponen a prueba los conocimientos adquiridos para lograr un buen producto de nuestro trabajo al servicio de la sociedad.
Destaco la oportunidad que nos brinda la UNAM, ya que se tiene la posibilidad de participar en el mercado laboral a muy temprana edad, obteniendo experiencia y conocimientos adicionales con las prácticas profesionales que se realizan en alguna entidad gubernamental o privada, lo cual recomiendo.
Por ejemplo, a mis 17 años conocí lo que era formar parte de una empresa, esto me dio una gran visión para saber lo que yo quería en mi futuro.
Comprendí procesos, conocí distintas áreas en una empresa, aprendí a relacionarme y a cómo ser útil en la sociedad, además de enriquecer mi currículo profesional.
Los invito a que conozcan las distintas carreras técnicas que les otorga el plantel y elijan la que les llame la atención desde una perspectiva propedéutica, hasta tomarlo como inicio para la licenciatura.
Estoy sumamente agradecido con el Colegio de Ciencias y Humanidades por esta oportunidad de aumentar mi experiencia curricular, así como de ofrecer este tipo de programas tan enriquecedores para la comunidad estudiantil.
Quiero cerrar dando mi agradecimiento a la Dirección General a cargo del doctor Benjamín Barajas; a la Dirección del plantel Azcapotzalco, a la maestra Martha Patricia López Abundio; al Departamento de Opciones Técnicas, a mis profesores que me apoyan en mi formación y, en especial, a mi padre, por siempre estar ahí.
