Sesiones “espiritistas”. Eso suelen ser las clases en línea, porque “parece” que habla con fantasmas. “Es muy triste hablar ante una pantalla y que no te contesten”. Aun así, el profesor Benjamín Álvarez Rubio considera que este modelo a distancia evita que el alumno “se estanque en el conocimiento, siempre y cuando él lo quiera. Nos hemos flexibilizado, pero muchos incumplen, lo bueno es que no todos”.
Y aunque es “problemática la interacción”, el docente del plantel Sur afirma que se requiere paciencia con los alumnos: “Uno trata de llegar sin problemas de fuera para no desquitarse con ellos. Con las clases en línea sentí el cambio, porque en el aula me gustaba estar parado, caminar y convivir con los chicos, tener interacción con ellos, pero debes limitarlo, porque si los ayudas, ya no hacen las cosas. Deben entender que te puedes llevar bien con ellos, pero deben cumplir con la parte académica”.
Antes de la pandemia trabajaba con estrategias en Power Point, las alternaba en sus clases para explicar, pero si antes mostraba una, ahora debe utilizar cuatro, pues trata de que el conocimiento no sea acumulativo para el alumno. También usa un pequeño pizarrón para exponer. Ha tomado cursos de Teams y Zoom. La plataforma la usa para tareas, clase tras clase pide comentarios y genera retroalimentación sobre los trabajos escolares.
El profesor de Biología y Estadística recuerda a sus propios mentores: “Cuando hice mi servicio social en el IIMAS (Instituto de Investigaciones en Matemáticas Aplicadas y en Sistemas) tuve la fortuna de conocer a Ignacio Méndez Ramírez, dos veces director del Instituto y de la Universidad de Chapingo. Aunque era rector, le fascinaba dar clases y de él tomé ese gusto. Trabajamos juntos 27 años. El conocimiento que tengo de Estadística lo adquirí con él, viajamos a Cuba a encuentros estadísticos, hicimos trabajos de investigación, junto con los profesores David Salas de León y Adela Monreal. Me enseñaron a ser humanista”.
Al respecto de la lucha contra el Covid-19, dice que la vacuna no evita contagios: “Tenemos 95 por ciento de confianza de que nuestro organismo pueda soportar un poco más, pero si tenemos problemas de salud de otro tipo, con todo y vacuna nos da. El cuerpo puede entrar en crisis y sufrir más para sobrevivir”.
Entonces, el regreso a clases “debe ser gradual y en sistema híbrido, que está planteado por semanas, porque si nos descuidamos será contraproducente; hay que esperar a que la vacuna fabrique los anticuerpos”.
