Jesús Ferreyra Colín

Los alumnos, razón de ser

Un buen docente recurre a los experimentos lúdicos, asegura

Los alumnos, razón de ser
Un buen docente recurre a los experimentos lúdicos, asegura

Su estrategia didáctica para atrapar la atención de sus alumnos es el juego. Y eso, asegura Jesús Ferreyra Colín, se lo enseñó el ya fallecido y “legendario Willy González, un profesor bajito, con mucha energía”.

Y dicha estrategia le ha funcionado en sus labores docentes a Ferreyra, especialmente en la materia de Física, que resulta complicada para los estudiantes. “En el Seminario de Física del plantel Naucalpan se tiene claro que un buen docente recurre a los experimentos lúdicos para facilitar la comprensión de los fenómenos cotidianos. Y cuando menos se dan cuenta, los alumnos ya están inmersos en el manejo de números y la solución de problemas. Estoy convencido de que la mejor parte de esta noble profesión es acompañar al alumno en su proceso de aprendizaje. Ellos son, al final, nuestra razón de ser”, asevera.

Reconocido por su alumnado a lo largo de 20 generaciones y por su participación en el Seminario de Física del plantel, Jesús Ferreyra Colín es uno de los profesores destacados del Área de Ciencias Experimentales.

Egresado del Politécnico, siempre tuvo la inquietud de incorporarse al mundo académico. Apenas llevaba tres meses laborando en el plantel Naucalpan cuando estalló la huelga de 1999: “Nadie esperaba que fuera a durar un año y se recurrió a las clases extramuros”, dice en entrevista telefónica.

Recordó también que los alumnos planeaban la huelga en la explanada y que en algún momento trató de disuadirlos, “pero se dejaron llevar por las emociones y muchos perdieron el año escolar; en realidad, todos perdimos”.

Ferreyra impartió clases extramuros, aunque, dijo, eran meras reuniones que se organizaban a un costado del depósito de agua ubicado a unos pasos del plantel. Logró reunir a diez alumnos, pues no había manera de contactarlos. En aquel entonces “se avisaban unos a otros en cadena y cada uno decidía qué materia tomar”.

Comparando aquella situación con la emergencia sanitaria actual, considera que se redobló el esfuerzo para que los alumnos continuaran con sus estudios de bachillerato, a pesar de que los libros estaban fuera de su alcance.

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