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El poder del nacionalismo

El uso como arma ideológica del “amor a la patria” ha sido ocupada en infinidad de ocasiones, pero el común denominador es el gran y negativo poder de control que desencadena su constante y persistente uso en la sociedad. Su eficacia radica en los ocultos, pero bien elaborados, métodos que se han empleado para cumplir con algunos objetivos, muchos de ellos para reprimir y limitar a los desapercibidos. En la mayoría de los casos es impuesto por el gobierno e incentivado por la sociedad.

     Contextualizando un poco, el sentimiento de pertenencia y superioridad de un país es conocido como nacionalismo. Como dicotomía, el patriotismo básicamente es el amor a la patria. Estos dos pseudo atributos, que cualquier buen ciudadano debería de tener, son muestra de las tradiciones y de la formación que hemos recibido desde niños. Sin embargo, al analizar estas actitudes nos podemos percatar de la manipulación, que muchas veces la sociedad y el gobierno impone, promueve e incentiva, sobre cualquier ciudadano que no se ha cuestionado la superlativa influencia de estas ideas.

      El primer destello trascendente en nuestro país fue cuando los sacerdotes fomentaron la creencia de la virgen de Guadalupe, con el objetivo de exaltar el mensaje de autonomía espiritual que ahora la patria tendría. En este mismo sentido, en 1810, cuando Miguel Hidalgo encabezó el movimiento de independencia, con el estandarte de la virgen de Guadalupe, como símbolo de la nación, reforzó la fe persistente entre el pueblo. Con lo anterior, y bajo el denuedo de hacer la independencia, fue como se afianzó el uso de símbolos para atraer y convencer a las personas, y así comenzó la manipulación que persiste hasta nuestros días, claro, con los cambios que la actualidad demanda, pero en esencia es lo mismo.

Con este exordio, presento el himno nacional, de cualquier país, como el primer y recurrente acto de nacionalismo y patriotismo; sostengo lo anterior, ya que, en la mayoría de los casos, encomia las victorias en batallas contra otros pueblos, y expresa con ahínco la importancia de defender a la patria. Difiero del significado de este tipo de poemas, puesto que, al sobreponer a una nación, entre los otros territorios, causa distanciamiento y desencadena competencia y comparación, impuesta frecuentemente por los mismos habitantes, quienes se sienten aludidos y consideran que deben de pelear, en todo momento y en cualquier circunstancia, por su tierra, así sea el pelillo más insignificante.

      Justo, con este caudal de sentimientos, se engrandece la idea de arraigo a una nación, lo cual origina consecuencias fuertemente negativas, como el siguiente punto: la xenofobia, término que denota el rechazo a las personas extranjeras, por parte de los originarios de un país, lo que provoca discriminación y violencia hacia este grupo, limitando sus derechos, oportunidades y seguridad. El único fundamento de este incomprensible acto de exclusión es la superioridad que la gente se ha autocolocado. Sucede, a pesar de, que las personas tienen el derecho de circular libremente y a elegir su residencia en el territorio de un estado, lo anterior en conformidad con la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948.  Otro caso relevante es el de las competencias deportivas, mismas que en esencia son otra forma de rivalidad entre países. Es importante señalar la manipulación que se ejerce, esgrimiendo el amor por la patria, la cual se experimenta en varios sectores de la población, por ejemplo: los atletas se empeñan en sacrificarse por cosas intangibles (la bandera, la nación, etc) y no se percatan que son únicamente representantes de intereses mercantiles. Igualmente, se pierde la objetividad, por parte de los seguidores, ya que, en lugar de fijarse en la calidad deportiva o preparación de una persona, la atención se focaliza en la nación del jugador o equipo. Es así, como se pueden originar múltiples efectos violentos, como los altercados en estadios, lo anterior es una consecuencia muy pequeña del nacionalismo puesto que, rompiendo las barreras del tiempo, la Doctrina Monroe propuesta por los Estados Unidos, plantea el siguiente aforismo: “América para los americanos”, cumpliendo el objetivo de justificar la hegemonía norteamericana en América y legitimar su intervención en los asuntos de países independientes, en vista de esto, durante esa etapa se impuso en América Latina un periodo de dominio económico y político por parte de Estados Unidos, ya que, consideraban que todo el poder y control se debía concentrar en esta nación, siendo esto una mayor consecuencia del nacionalismo.

     Habría también que mencionar que el amor por la bandera muchas veces es ocupado por el gobierno para justificar atrocidades. En conformidad con Sergio Aguayo (2015), durante las marchas estudiantiles en 1968, menciona que Rodolfo González Guevara, el entonces secretario general del gobierno del departamento del Distrito Federal, dijo años después que elementos enviados por algún funcionario del gobierno cambiaron la bandera mexicana por una rojinegra, con el objetivo de desprestigiar al movimiento. La ofensa al lábaro patrio causó profunda molestia a ciertos sectores de la población (p. 51).

      En definitiva, son múltiples las expresiones del nacionalismo y patriotismo, ideología de la que todos hemos sido víctimas, que dimana control y sometimiento. Lo verdaderamente importante es revalorar y replantear las ideas y costumbres que tenemos, con el objetivo liberarnos del control y así, de manera más libre y con menos injerencia, poder entender nuestro mundo. No quiero dejar de mencionar, aunque es evidente y recurrente en el escrito, que estos actos y pensamientos son incentivados y normalizados por la sociedad y el gobierno, este último para manipular a las personas por medio del cariño a su país. Es hacedero evolucionar, por medio, de la reflexión de pequeños actos, con el objetivo de abarse del extravío que persiste; a su vez, cambiar nuestra visión de la realidad, y a partir, de replicar este conocimiento, tener la capacidad de mejorar poco a poco nuestra realidad.

 

 

Referencias

Aguayo, S. (2015). De Tlatelolco a Ayotzinapa: las violencias del Estado.

6 de diciembre de 1904. De la Doctrina Monroe al Corolario Roosevelt. (2020, 6 diciembre). Instituto de Relaciones Internacionales. https://www.iri.edu.ar/index.php/2020/12/06/6-de-diciembre-de-1904-de-la-doctrina-monroe-al-corolario-roosevelt/

Deporte, Nazismo y Mercado. (s. f.). https://www.efdeportes.com/efd7/tamb71.htm

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