El cincuenta aniversario del Colegio nos alegra e inunda de un regocijo especial. Sobre todo, cuando un balance sobrio arroja resultados nada desdeñables para una
escuela que se ha sabido sostener ante la marcha del tiempo, frente a los cambios sociales y ante alguna que otra adversidad.

A lo largo de estas cinco décadas hemos logrado mantener nuestro Modelo Educativo, su filosofía y la conciencia social que caracterizó siempre al Colegio desde su fundación. Más de un millón de alumnos se han formado en sus aulas y muchos, como se podrá apreciar en los testimonios de algunos que hoy son profesores y colaboran en este número, valoran este modelo y lo consideran como lo más preciado del CCH.

Esto es así porque desde su fundación el Colegio fue pensado para una población con pocas oportunidades de realizar su bachillerato y menos todavía de lograr una educación superior. Sin embargo, con el entusiasmo y empeño de los buenos profesores, y sobre todo con el respaldo inconmensurable de la UNAM, muchos de sus egresados no sólo han concluido su licenciatura, sino que han realizado especializaciones y posgrados que hoy los sitúan a la par de los mejores profesionistas de  México. Cómo no agradecer y estar satisfecho con una institución que posibilita la capilaridad social a través del único camino posible y plausible: la educación.

Desde luego, estos gratos sentimientos no hacen olvidar la obligación que tenemos de mejorar en todos los aspectos: como profesores, la actualización permanente, la necesidad de adecuarnos a circunstancias como la que nos obligó la pandemia, la educación en línea, el empleo correcto de los recursos tecnológicos y el desarrollo de las habilidades que los alumnos requieren en esta nueva etapa, que todo parece indicar que serán permanentes; como institución, brindar los apoyos necesarios
para aquellos que no cuentan con el acceso a dispositivos para el trabajo en línea, planear con riguroso cuidado el regreso a las aulas cuando las condiciones lo permitan y continuar apoyando la formación y actualización de nuestros profesores.

Dicen que las conmemoraciones pueden ser una forma de pedagogía pública pues nos permiten recordar lo que hemos sido, y así explicarnos lo que somos y lo que podemos ser; también, como en los aniversarios personales, permiten revivir los momentos gratos que hemos vivido, y esto nos ayuda crecer y ser; con las celebraciones volvemos a los momentos en que todo inició y eso nos otorga una perspectivamás amplia y, sobre todo, resulta la mejor manera de recuperar parte de nuestra vida, tal vez la más placentera.

El cincuenta aniversario del Colegio también es una excelente oportunidad para agradecer a todos los que han contribuido a la realización de su proyecto académico. Alumnas y alumnos; profesoras y profesores; trabajadores administrativos y de base; cuerpos colegiados, funcionarios y cuerpos directivos y, desde luego, las autoridades centrales de la Universidad; en los momentos actuales expresamos nuestra gratitud al Señor Rector, Enrique Luis Graue Wiechers, y al secretario general, Leonardo Lomelí Vanegas, por el apoyo permanente a nuestro sistema de bachillerato.

Una celebración tan importante fortalece nuestra identidad, nos revitaliza y crea un espíritu de equipo con el cual podemos afrontar mejor los nuevos retos. Que todo esto sea posible ahora que avanzamos con medio siglo cumplido.

Dr. Benjamín Barajas Sánchez
Director General del Colegio de Ciencias y Humanidades