Cuatro mujeres, líderes en sus respectivos campos científicos, hablaron sobre la situación de la virología en México, la importancia de las vacunas y exhortaron a no dejarse llevar por el miedo ni las noticias falsas.
En el encuentro de especialistas, organizado en el marco de las actividades para conmemorar el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, participó Susana López Charretón, del Instituto de Biotecnología. “Somos pocos virólogos en el país y cada vez que hemos tenido eventos epidémicos nos damos cuenta de la falta de especialistas en muchos ramos. Hemos colaborado con el Instituto de Diagnóstico y Referencia Epidemiológicos desde la influenza (en 2009)”.
“El virólogo se especializa en un virus en particular y la gente cree que sabemos de todos. Cada virus es como una persona, que tiene su personalidad, sólo se nos facilita identificar sus características. Trabajamos con varias instituciones para hacer diagnósticos, abaratarlos y hacerlos más rápido”, explicó.
Laura Palomares Aguilera es ingeniera bioquímica del Instituto de Biotecnología. Ella relató: “Los virus son entes muy sencillos formados por material genético y proteínas, algunos tienen lípidos, pero vean el poder que tienen, lo que ha pasado en nuestra sociedad. Lo que hago en mi trabajo es aprovechar la capacidad de los virus, en particular las proteínas, para utilizarlas en beneficio de los humanos, entre ellos las vacunas”.
Por su parte, Edda Sciutto Conde es inmunóloga del Instituto de Investigaciones Biomédicas y ha trabajado durante mucho tiempo en el desarrollo de vacunas, métodos de diagnóstico y control de inflamación. “Cuando empezó la pandemia de Covid-19 constituimos un grupo multidisciplinario para contribuir en el desarrollo de una vacuna y también de un método alternativo para poder controlar la inflamación exacerbada en la enfermedad”, aseguró.
Para la inmunóloga Nora Fierro González, del Instituto de Investigaciones Biomédicas, la tarea es clara: “Divulgar conocimiento es uno de nuestros fines y lo hacemos a través de las historias que elaboramos como parte de nuestros descubrimientos en el laboratorio. Ante esta pandemia levantamos la mano y colaboramos con proyectos relacionados con el diagnóstico, tratamiento y desarrollo de vacunas. Diseñamos estrategias para seguir al virus, es decir, caracterizarlo y detectar una respuesta inmune frente a este proceso infeccioso”.
Participación desigual
En su turno, la moderadora Nashielly Cortés Hernández, de la Facultad de Medicina, comentó que en el rubro de la investigación científica a nivel mundial sólo 30% son mujeres. Sin embargo, la doctora Sciutto Conde dio la buena noticia de que en el Instituto de Investigaciones Biomédicas la población de investigadoras es muy alta: “Son más mujeres que hombres”.
Por su parte, López Charretón consideró que esta pandemia ha tenido lecciones, pues ha mostrado la generosidad de mucha gente. “Creo que es difícil dividir por géneros. Hemos trabajado hombres y mujeres al parejo en nuestro campo. No hemos parado, hemos tenido sobrecarga de trabajo, ha sido una comunidad de individuos generosos y valientes”.
Afortunadamente, abundó Palomares Aguilera, “en el Instituto de Biotecnología no he sentido una diferencia por ser mujer y yo sé que eso es un privilegio. Hombres y mujeres estamos ante la generación de ideas, de acercamientos; al final ambos géneros son necesarios para contribuir o aportar, para tener una visión más amplia”.
Este año, completó Fierro González, fue un reto, “sobre todo por la participación en grupos multidisciplinarios; día a día recapitulo lo mucho que hemos aprendido. Coincido que en ciencia trabajamos por igual mujeres y hombres. Hay que trasmitirles el mensaje a las pequeñas”.
En México, subrayó López Charretón, falta apoyo: “Es imposible que te digan: ‘hoy entramos a Covid y arránquense con las vacunas’ si no hay desarrollo de plataformas de vacunas sólido. Tenemos que hacerles entender a los gobiernos que la ciencia y tecnología no son artículos de lujo, que estamos comprando (al extranjero) porque no hemos invertido en desarrollar nuestras propias vacunas”.
Las investigadoras coincidieron en que se puede lograr una vacuna nacional a fines de año, dependiendo de los fondos con que se cuenten. Y lanzaron un mensaje enfático: aplicarse la vacuna no es una cuestión personal, sino colectiva.
