MartaPalau

Obra de la artista Marta Palau

Sus trabajos se sustentan en una simbología rupestre como artefacto de denuncia política

Obra de la artista Marta Palau
Sus trabajos se sustentan en una simbología rupestre como artefacto de denuncia política

Marta Palau nació en España en 1934 y llegó a México en 1940 como exiliada española durante el franquismo. Estudió en La Esmeralda. En 1968 fue miembro del Salón Independiente y renunció, junto con todos sus integrantes, en 1971.

En el Salón Independiente participaron artistas como Helen Escobedo, Lilia Carrillo, Gilberto Aceves Navarro, Manuel Felguérez, Vicente Rojo, Felipe Ehrenberg, José Luis Cuevas, Fernando García Ponce, Brian Nissen y Arnaldo Coen.

El Salón Independiente estaba integrado por artistas con posicionamientos estéticos y políticos heterogéneos. Los unía el interés, primero de separarse de la “Exposición Solar” que reuniría artistas mexicanos para exponer su obra en el marco de las Olimpiadas México 68, y los unía también su crítica al circuito comercial de las galerías de arte.

El tema de la mercantilización del arte era muy importante, porque implicaba someter la libertad creativa a las demandas o exigencias del mercado y en México en buena parte a los gobiernos en turno.

Recordemos las descripciones de Clement Greenberg sobre la influencia del mercado en la creación artística cuando atribuye a los impresionistas la preocupación por ganar un lugar en el mercado del arte y satisfacer dentro de ciertos límites las demandas de los compradores.

El MUAC montó una exposición-homenaje al Salón Independiente en el año 2019. Se llamó Un arte sin tutela: Salón Independiente en México, 1968-1971, con obras que se han conservado o reconstruido del Salón Independiente.

Para los historiadores del arte, un aspecto significativo de los estudios de Marta Palau fue el aprendizaje de la técnica del tapiz y buena parte de su obra está construida con base en estas técnicas. Una mirada a la relación entre el tejido y el feminismo evidencia una afirmación creativa y amorosa.

Fernando Antonio Rojo observa en las instalaciones de Marta Palau la intersección entre tres instancias; la fuerza mágica y creativa de la pintura rupestre de Baja California, la poderosa imagen de la Nahualli y la femineidad inmune a los márgenes androcéntricos.

El interés por lo rupestre en Baja California se reviste en una relación presente-pasado y pasado-presente, Marta Palau no renuncia a la crítica política y a la denuncia de los muros que separan mundos y maltratan y niegan persistentemente la humanidad de los inmigrantes.

Las instalaciones Doble Muro y Nómadas II configuran significados que nos invitan a pensar en el exilio, en la tierra y en la cultura abandonada por la necesidad de inmigrar. El camino del inmigrante sigue siendo un recorrido extremo y sujeto a discriminaciones, maltrato y abusos. Para Betancur, la obra de Palau se sustenta en una simbología rupestre como instrumento de denuncia política.

Aunque Palau no se integra a una corriente feminista, las obras La Cascada (1978) y llerda V (1973) hacen una clara referencia a la fuerza y al poder creativo de lo femenino. Así, Pilar García explica que llerda V representa un cambio de forma y contenido en la trayectoria de Marta Palau.

Los textiles se convierten en un recurso técnico que utilizará toda su vida. Ixtle, Henequén, lana, hojas de maíz y fibras de coco formarán parte de sus obras. Todos estos componentes están relacionados con la tierra y la naturaleza.

Se trata de una escultura, nos dice Pilar García, construida de un enorme peso y de proyección monumental. Hay referencias al cuerpo femenino. Sin embargo, la pieza alude también a su lugar de origen Lérida, España.

El nombre de “Ilerda” refiere a que los romanos llamaban Ilerdas a los habitantes de Lérida. Lourdes Sosa nos dice que el lenguaje de Marta Palau está integrado de elementos básicos como la tierra, el barro, la madera, el algodón como manifestaciones de lo sagrado y ancestral.

Un recorrido por la obra de Marta Palau nos invita a apreciar aquellos elementos básicos del arte contemporáneo que no ofrecen una respuesta previsible, ni están supeditados a guías de lectura, ni códigos de interpretación. Cada obra es singular y requiere que el espectador formule un juicio.

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