En la Ciudad de México existe una enorme capa de contaminación altamente nociva, sin embargo, este problema también se presenta en Jalisco, Michoacán, Estado de México y Nuevo León, por lo que es indispensable estudiar qué respiramos todos los días.
Lo anterior lo afirmó Luis Antonio Ladino Moreno, jefe del Departamento de Instrumentación y Observación Atmosférica del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático de la UNAM, durante su conferencia “Análisis de partículas y calidad del aire”.
Dentro del Segundo Ciclo de Conferencias del Programa de Estaciones Meteorológicas del Bachillerato Universitario (PEMBU), celebrado en el plantel Oriente, el doctor señaló que uno de los contaminantes más comunes son los aerosoles; éstos pueden ser hollín, bacterias, polen o esporas, con diferente impacto en la salud o en el cambio climático
El doctor en Ciencias Ambientales por el Instituto de Tecnología de Zurich comentó los efectos de algunos contaminantes, como el monóxido de carbono, que provoca mareos, nauseas e incluso la muerte; mientras, el dióxido de azufre agrava enfermedades respiratorias y cardiovasculares, el plomo causa retraso en el aprendizaje y alteraciones en la conducta y el benceno, que daña el sistema inmunológico y se asocia con la leucemia.
Asimismo, estas sustancias también afectan otros órganos como el cerebro y los sistemas nervioso, cardiovascular, respiratorio, renal y reproductor.
“Estas condiciones de la mala calidad del aire provocan miles de muertes al año, por eso es importante estudiar las partículas de aerosol que diariamente son emitidas, sobre todo por incendios forestales, fábricas y vehículos automotores”, dijo.
Por lo anterior, recordó que dichas sustancias son vigiladas en la Ciudad de México con la Red Automática de Monitoreo Atmosférico (RAMA), con sus diversos sensores por parte de la Secretaría de Medio Ambiente.
Asimismo, la UNAM cuenta con 18 estaciones de la Red Universitaria de Observatorios Atmosféricos (RUOA), ubicadas en 15 estados de la República. A dichas redes, se suma el PEMBU con sus estaciones en cada uno de los planteles del CCH.
Por último, Ladino Moreno aseveró que las partículas afectan la calidad del aire, sin embargo, son necesarias para la formación de nubes y la precipitación pluvial. Además, “debemos reducir nuestras emisiones de partículas dado que ignoramos todavía todos sus efectos en el cambio climático, en la atmósfera y en nuestra salud”.
