literatura  fantástica

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Bioy Casares mezcló lo policial con la ciencia ficción

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Bioy Casares mezcló lo policial con la ciencia ficción

Un prófugo de la justicia llega a una isla para esconderse. Ha escuchado que es el lugar perfecto pues, aparte de estar aislada, su acceso implica peligros y el terreno es inhóspito. Una vez ahí, descubre que es difícil conseguir alimentos, pero más le asombra hallar restos abandonados de una piscina, un gran edificio y una capilla, que no parecen utilizados.

Sorpresivamente, llega un barco con pasajeros y la isla se ve invadida por los recién llegados (¿turistas en un lugar tan desolado?). Al espiarlos, se da cuenta de que son personas educadas, con ropas finas. Escondido, el protagonista descubre a una hermosa mujer, Faustine, quien pese a sus esfuerzos parece no notarlo.

El prófugo va notando perturbadores detalles y la extraña figura de Morel, un hombre que asegura haber inventado un aparato capaz de grabar a las personas y reproducirlas una y otra vez. Entonces el fugitivo entiende que lo que ha visto no es una alucinación, sino que vive en una realidad, que hoy llamaríamos virtual.

Sin duda, esta es la parte más extraordinaria de La invención de Morel, novela corta de Adolfo Bioy Casares (1914-1999), que anticipa en 1940 al concepto de realidad virtual con un dispositivo capaz de recrearla al punto de hacerla indiscernible de lo auténtico, no como algo mágico, sino como fruto del avance tecnológico.

El argumento es digno de una película de ciencia ficción o de series de televisión como Lost (2004-2010), que retoma varios aspectos fantásticos de la novela, no en balde, en una de sus escenas un personaje está leyendo dicha obra. La invención de Morel tiene elementos que ya se habían presentado en otras obras, como la presencia ominosa de una isla, retratada en La isla del doctor Moreau, de H. G. Wells (1896).

No obstante, La invención de Morel destaca porque nos hace cuestionar los límites de la realidad y los riesgos, simbolizado por el hecho de que quienes están en la isla se ven infectados por un extraño mal que los mata de afuera hacia adentro, una representación de los males de alterar el orden natural por la tecnología.

Sin duda, es un anticipo de varias de las obsesiones de la actualidad, entre ellas, la recreación de la realidad por medio de computadoras. 

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