Algunos profesores del CCH comparten experiencias exitosas a la hora de preparar y ofrecer sus clases en línea, una nueva modalidad en medio de la pandemia sanitaria.
Verónica Víquez, por ejemplo, imparte la opción técnica de Mecatrónica y da cursos en el Club de Robótica. “Desarrollo mis clases en la plataforma Teams para mis dos grupos, que son de primer y tercer semestres. También hemos manejado Zoom, pero se me hace muy completo Teams, tanto para generar materiales como en la comunicación con los estudiantes, que es más rápida y formal. También estamos en contacto a través del correo electrónico”.
Destaca que sus clases están nutridas: “Me ha sorprendido el interés, la disposición y compromiso de los nuevos alumnos. Sabemos de los problemas técnicos de internet y de los equipos de cómputo. Normalmente mi clase ordinaria era Taller de Cómputo y Cibernética, pero hacían falta estas áreas de oportunidad para los chicos, pues hay mucha demanda en Mecatrónica. He cambiado mi clase totalmente, pues el contacto humano es insustituible”.
Actualmente, Víquez ha adaptado muchas prácticas: “Veíamos los programas, pero no profundizábamos; ahora son elementos de desarrollo en los que me he apoyado para inducir a los chicos en el manejo de estas herramientas. No sólo es aplicar lo que sabes, sino enseñar alternativas de solución”.
Juan Carlos Palmillas, del Área de Matemáticas y Experimentales, imparte Taller de Cómputo. “Me ha ido muy bien en esta nueva modalidad. He trabajado en la plataforma Teams, porque tiene muchas virtudes, como la facilidad en cuanto a la entrega de tareas, tomar asistencia, generar grupos de trabajo”.
Teams, prosigue, tiene una gran ventaja. “Es gratuita. Esas herramientas hay que aprovecharlas y sólo en la práctica las dominas. He digitalizado toda la parte que daba en el pizarrón, en presentaciones de Power Point y he trabajado muchísimo en material con edición de video para los alumnos. Trato de dar la información de manera más puntual, atractiva, fresca, mezclándola con cuestiones que ellos manejan en redes sociales”.
El departamento de Difusión Cultural del plantel Azcapotzalco, explica Palmillas, “ha generado infografías con un lenguaje fresco para los chicos, no tan formal para llamar su atención. Notamos que cuando poníamos un comunicado, nos llegaban muchas dudas, porque no lo leían”.
Sus clases, asegura, son súper dinámicas. “Los alumnos entienden el tema, les aplico cuestionarios al inicio y al final, me doy cuenta que se entendió todo, que se les hizo atractivo, pero es mucho trabajo para mí, primero porque los editores de video cuestan. Hay que invertir tiempo para estudiarlo y manejarlo”.
Julio Pérez Cañedo imparte Biología I y II a cuatro grupos: “He trabajado en Teams, me ha funcionado esta plataforma. En la parte que doy de exposiciones he utilizado Power Point con preguntas intercaladas de manera constante. Durante la presentación coloco varias preguntas y voy seleccionando a los alumnos para que están atentos a la información, porque desde la primera clase empezaron a notar que, como era en línea, podían grabarla, pero dándoles la palabra puedo mantener un poco más su atención”.
Y enfatiza que ha reducido los tiempos de exposición. “Que no sean tan largos, que las actividades sean más sencillas, para que los alumnos puedan responderlas sin necesidad de que yo los oriente de manera directa. Me refiero a que normalmente en las clases presenciales la actividad que dejaba era que ellos generaran un conflicto con respecto al contenido, de modo que me cuestionaran, pero hoy hago más ligera esa actividad, dado que no existe la misma retroalimentación”.
Otra cuestión que se distingue de las clases presenciales es reconocimiento cara a cara. “Me está costando mucho trabajo recordar sus nombres. La plataforma me indica quién es, pero cuando veo sus caras me cuesta trabajo reconocerlos y es algo que no me gusta de esta actividad en línea. La parte de la comunicación con ellos es más complicada y menos profunda”.