De acuerdo con diversos estudios se considera que el Coeficiente Intelectual común es de 90 a 110. Manuel Enrique Bolaños Estrada, estudiante de cuarto semestre del plantel Azcapotzalco, posee un CI de 145 y es el único cecehachero que pertenece a Mensa México, la sociedad intelectual más grande y antigua del mundo que reúne a personas superdotadas, quienes forman parte del dos por ciento de la población mundial. El estudiante decidió ser “normal” porque no sabía que podía adelantar años escolares y, cuando se enteró durante la secundaria, quiso seguir como todos los demás. Aunque un psicólogo le dijo a los 13 años que era apto para entrar a una universidad no le interesó, porque conoció personas que se graduaron muy jóvenes, pero su madurez en los aspectos emocional y social no era igual. “A mí me gusta ir a la par con gente de mi edad. En el CCH he conocido personas muy capaces, no sólo en matemáticas o letras, sino en la música, el arte en general, es algo que a mí no se me da y he aprendido muchísimo de ellos, tenemos mucha conexión.” Bolaños Estrada mencionó que cuando le hicieron el test cognitivo, le informaron que podría pertenecer a varias organizaciones que concentran a personas como él, “creí que sería padre y me puse a investigar, conocí este grupo y me propuse entrar a los 16 años”. Explicó que Mensa (mesa de debate en latín) es una organización que se encarga de desarrollar las habilidades con las que mucha gente nace, con un solo objetivo: el beneficio de la humanidad. Esta sociedad, que alberga a otros dos estudiantes de la UNAM a nivel preparatoria, no tiene ubicación fija, se reúnen de vez en cuando en restaurantes, locales o casas para compartir experiencias o agendar conferencias: “En la ciudad somos poco más de mil miembros activos, te da un sentido de pertenencia, yo sufrí bullying por no encajar cuando de temas escolares se trataba, ahí conocí gente que también lo vivió, el lazo es tan fuerte que nos podemos considerar más que amigos, familia”. Señaló que hay miembros de todas las edades y se mantienen en contacto a través de las redes sociales. “Porque sabemos que la gente puede aplicar el conocimiento tanto para el bien como para el mal, Mensa se encarga de encauzarlo en beneficio de la sociedad. Me he sentido bien, se abren muchos debates, a veces las personas son necias y no aceptan que se equivocaron en algún punto, nos tachan de orgullosos, y sí, quizás, muchas veces es así.” Manuel Enrique platicó que su mamá le ha dicho que cuando entró al kínder a los tres años ya sabía leer y escribir.
“Mi tía me enseñó el alfabeto y cómo sonaban las sílabas, de ahí aprendí solito, escribía con muchas faltas de ortografía, entonces ya sumaba y restaba; en preescolar aprendí a dividir, pero con números grandes”. Al hablar de su recuerdo más lejano, afirmó que fue antes de los tres años, cuando lo operaron de las anginas, le llevaron un libro al hospital, “me lo leían constantemente, pero yo quería saber qué decía y cómo interpretaban esas cosas que para mí eran símbolos extraños, incluso recuerdo la portada”.
Bolaños Estrada animó a los alumnos del Colegio para que realicen el test del CI. “Mide inteligencia, no conocimiento, esta prueba es cognitiva y visual”. Compartió que estudiará Medicina, pues le interesa la Neurociencia; sus pasatiempos son leer obras metódicas, literarias, de filosofía, “aunque me gusta leer sobre política, no me siento un gran entendedor de ella.”
